Bienvenid@s a un bosque habitado por uno de esos pocos iconos humanos que, tajantemente, cambian el mundo de las ideas de los ciudadanos de a pie y de los líderes y representantes sociales. Estamos hablando de Félix Rodríguez de la Fuente. Señor de los bosques habitados. Porque recorrió (e hizo recorrer) como nadie a todos y todas los susceptibles de ser sensibilizados con la naturaleza en sus diferentes encarnaciones y vidas. Hoy, como siempre, somos criaturas impregnadas del "Efecto Félix", como dice Raúl de Tapia.
Cada un@ yhemos llegado a Félix por distintos caminos. Un dato es seguro: su influencia, especialmente en su mítico programa “El hombre y la Tierra”, que ha generado más matrículas en las facultades de Biología, y la creación de más edificios universitarios dedicados a estos estudios, que ninguna otra persona de nuestro país. De hecho, durante la confección de este programa especial dedicado al que Joaquín Araújo llama “La voz de los animales”, me he sorprendido y he descubierto a mis semejantes hablando de él, como si estuviera vivo y su influencia tuviera para largo en nuestras vidas, activismos y futuros varios.
Poco se puede decir de Félix que no se haya dicho ya.
Mucho se puede imaginar a demanda de las necesidades de la humanidad en relación a la naturaleza. Hablamos con Araújo porque trabajó con el maestro durante los últimos años de su vida, codo con codo, y porque le dedicó los próximos, tras su muerte. Después, siguió rematando la tarea de Félix. Y una vez más estamos de acuerdo con él. Félix habría dedicado gran parte de su energía, entusiasmo, naturaleza, capacidad de convicción, tesón (y toda clase de aquellos ingredientes que sólo a él se le ocurrían para conseguir un mundo mejor), para defender los bosques, los árboles, la comunidad vegetal, la agricultura fructífera…
Y le habría dado prioridad. Tanta como necesitamos para que todos los demás seres vivientes y sintientes podamos seguir disfrutando con honor, respeto y salud… ¡la vida!
Sirva este bosque habitado como homenaje a Félix, sirva para destacar la importancia, ya no de su trabajo sino de su influencia en tod@s l@s activistas y defensor@s de la naturaleza, biólogas, agricultores, ingenieras forestales, agrícolas, forestales o agrónomas, botánicos, educadores ambientales, ambientólogas, agentes forestales, brigadas y los integrantes de interdispositivos forestales, jardineras, veterinarios, científicas y científicos, animalistas… Y también para nuestra Comunidad del Bosque, que participará en gran medida en esta edición, hijas e hijos de “El hombre y la Tierra”, hijas del lobo, hijos de los halcones y de la anaconda y el lirón careto… Como diría Félix en estos tiempos: ¡Amigas, amigos… buenos días!
Y ahora estira las patas y corre como un lobo, despliega las alas y vuela como un halcón, defiende los bosques, el suelo, el agua y el latido que hace que este planeta sea la casa de la vida salvaje, sin duda territorio conmovido… ¡Arriba las ramas y todas tus extremidades!
