Argelia ha anunciado que suspende su Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España por su "injustificable" posición sobre el Sáhara Occidental y su apoyo al plan de autonomía marroquí. Ante esta decisión, muchos ojos miran al gas, actualmente estratégico para algunos países dadas las sanciones a Rusia. En abril, la gasista pública argelina Sonatrach anunció que pensaba en recalcular el precio del combustible a España y mantenerlo a otros socios europeos. Los compradores, sin embargo, rebajaron el tono de la amenaza y dijeron que pronto tocaba revisión de los contratos, por lo que ya esperaban subidas de precios. Por otro lado está Marruecos, que se quedó sin gas argelino tras la rotura de las relaciones y acordó comprarlo a España. Sin embargo, a finales de abril, Argel advirtió al gobierno español que cortaría el grifo si se mandaba su gas al reino alauí, algo que la vicepresidenta Teresa Ribera negó.
Con todo, España ha dejado poco a poco de depender de Argel. Su combustible representaba el 60% del total en los mejores tiempos, pero ahora no llega ni a un tercio. Ahora bien, la diversificación también sale cara. El principal proveedor ahora es Estados Unidos, que lo manda por barco, lo que incrementa el coste. Su aportación representa el 43% del total, según los datos de la Corporación De Reservas Estrategicas De Productos Petrolíferos (CORES).
Informa Daniel Hernández.