Dedicamos este monográfico de Ars Sonora al dúo Atthis, integrado por Raquel Martínez Muñoz y David Coello García, con quienes conversamos en los estudios de la Casa de la Radio, en Prado del Rey. Las atmósferas industriales de Atthis, más bien oscuras, conviven con sonoridades del piano inspiradas en el minimalismo o ciertos impresionismos. Sus texturas experimentales se fusionan aquí, pues, con reconocibles contornos melódicos, propiciando una de las propuestas más singulares del panorama nacional de nuestros días, que además se nutre de un sólido discurso conceptual acerca del cual reflexionamos en el transcurso de un diálogo con los dos miembros de esta formación radicada en Madrid, cuyo disco más reciente, "Una botánica propia", presentamos en nuestro programa.
Raquel Martínez Muñoz, licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, trabaja en el Círculo de Bellas Artes de Madrid desde 2008. Es instructora de yogaterapia y también ha trabajado como redactora en publicaciones musicales y en agencias informativas. Estudia la carrera superior de música entre 1989 y 2000 en el Conservatorio Jesús de Monasterio de Santander, especializándose en piano. Por su parte, David Coello García -conocido por su proyecto personal de creación sonora Desde los bosques, iniciado en 2006- también fue la mitad del dúo Emmedium hasta 2009, y ha formado parte de grupos como La Catástrofe Ultravioleta o Ana y yo. Ha trabajado con la compañía de experimentación e investigación en artes escénicas Loco-Motora Teatro en el campo de la ambientación sonora. Como escritor ha publicado los poemarios "Quién es, quién llama" (LVR Ediciones) y "Cuatro" (Editorial Baile del Sol). Es el responsable de Radio Círculo, la emisora del Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Antes de "Una botánica propia", Atthis autoeditó su primer disco, "Sentimiento oceánico" (del que también escuchamos un extracto), en formatos cassette y libro. "Una botánica propia", publicado en 2018 por El Muelle Records, "persiste en liberar y preservar una sonoridad subjetiva, que bien podría materializarse en un tratado vegetal de especies inventadas", en palabras de sus autores. El disco, como también ellos señalan, ha sido compuesto entre la costa del Alentejo, las brañas de Cantabria y la calle Linneo de Madrid.
En nuestra conversación, jalonada como es habitual por sucesivas audiciones de la obra de Atthis, aparecen algunas de las múltiples referencias que nutren el imaginario del disco, muchas de las cuales nos remiten a la Antigua Grecia (si bien en una aproximación más bien brumosa e inquietante, escasamente apolínea), o incluso a momentos y lugares aún más remotos (y, acaso por ello, más misteriosos y oscuros). La idea de ruina, pues, se vislumbra constantemente en el discurso de Atthis, no solamente en un plano conceptual, sino también a través de la estratificación de capas sonoras erosionadas que se superponen -alternando momentos más densos con otros más despejados-, y que configuran un devenir musical siempre sugestivo y por momentos perturbador.
Muestra de ese tipo de propuestas creativas -cada vez más felizmente abundantes a nuestro alrededor- que, desde luego, preservan un talante experimental y curioso, pero que también mantienen conexiones -principalmente a través de su depurado trabajo en el plano melódico- con formas y estructuras más cercanas al pop/rock, la música de Atthis se ubica en el cruce entre varios mundos, proponiéndonos una escucha calma, a veces meditabunda y con vocación de infinitud, y aportando así matices nuevos en la creación sonora actual de nuestro entorno.