En esta tercera entrega Mercedes Vilanova termina el relato de sus experiencias de buceo en los años 50, deteniéndose en una aventura peligrosa vivida con Eduardo Admetlla, y explica que la misma actitud que hace que el buceador sólo vea lo que busca, langostas o ánforas, lleva, en el trabajo en archivos, a no ver materiales valiosos que pueden no ser los inicialmente buscados.
Habla después de las dificultades enormes que presenta el trabajo con fuentes orales y expresa Vilanova su convicción de que esas fuentes orales sólo tienen funcionalidad cuando se vierten y se convierten en letra impresa, en texto. La historia construida con fuentes orales, sirviéndose de soportes audio, o audiovisuales, señala Vilanova, no es funcional. Aunque admite el valor de propuestas como Soah, documental de más de nueve horas de duración sobre el holocausto de Claude Lazmann que encadena, una tras otra, entrevistas a supervivientes de los campos de concentración