La sonda espacial Pilgrim se dirige hacia la Estación Espacial Internacional, instalación en órbita alrededor de la Tierra a unos cuatrocientos kilómetros de altura, donde debe ser interceptada para proceder a su estudio. En su interior contiene muestras de suelo marciano obtenidas a cierta profundidad, con la esperanza de detectar vestigios de vida en Marte, ya que, hace unos 4.000 millones de años sus condiciones ambientales eran similares a las de la Tierra, nada que ver con el desierto helado en el que se ha convertido a causa de la pérdida de su escudo magnético que lo protegía del viento solar y que la Tierra sí que posee en la actualidad.
Las muestras se manipulan en un laboratorio de alta seguridad instalado en la Estación Espacial Internacional, pero lo que encontrará la tripulación creará situaciones que jamás imaginaron durante su entrenamiento.
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