Educar en valores cívicos es difícil, más si no pasa de una asignatura abstracta mas. Es aún más difícil si se trata de que niños y adolescentes adquieran valores globales, como la diversidad y tolerancia, la cooperación norte- sur o el desarrollo sostenible. Pero lo hacen no pocas escuelas de España, con mucha imaginación y esfuerzo del profesorado, y gran impacto en los estudiantes y su entorno.
Recorremos la experiencia del centro rural leonés, Burgo Ranero, y los Institutos de Enseñanza Secundaria, el pamplonés Iturrama, y el almeriense, Francisco Montoya. Son algunas experiencias premiadas este año con el galardón, Vicente Ferrer -el nombre del cooperante español más universal-, como nos explica, Pilar Debén, a cargo de esta área en la Agencia Española de Cooperación (Aecid).