El devastador terremoto de Nepal, que dejó unas 7.500 víctimas, el doble de heridos, casi a 3 millones sin hogar, y un tercio de la población afectada, pone a prueba la capacidad de respuesta global, una vez más.
La comunidad internacional se volcó, esta vez de forma más coordinada y eficaz, a pesar de la confusión y el pánico reinantes en uno de los países más pequeños y pobres de Asia, de frágiles instituciones e inexpugnable geografía.
De lo hecho y por hacer, y de la experiencia en emergencias que ha supuesto nos informan: desde Nepal, Miguel Ángel Rodríguez, de Cruz Roja Española; y en la Agencia Española de Cooperación (Aecid), el jefe de Emergencias, Rafael de Prado, y el director de la Oficina Humanitaria, Manuel Sánchez-Montero.