Hubo un tiempo en que los hombres y las mujeres convivían en perfecta armonía con el paisaje que les cobijaba.
Era un época donde el sentido común ni siquiera hacía falta mencionarlo porque ninguna acción, ningún pensamiento tenían lugar fuera de su cobijo. Fue que se era una historia larga, muy larga en tiempos antiguos y aún quedan algunos individuos, e incluso unas pocas, escasas tribus que recuerdan, en la memoria y en el quehacer de los días, cómo eran esos tiempos. Y cuando cuentan sus historias se refieren a ellas como “Crónicas del País de los Árboles”.
Hacemos este programa con la intención de recuperar tan valioso legado, con la esperanza de que al recordar, algunos hombres y algunas mujeres despierten y reconozcan su forma de entender y estar en el mundo que es de los árboles.
Para Ignacio Abella, los árboles, los grandes árboles sucumben hoy ante el empuje de una generación nunca tan “culta” ni tan bárbara como la actual. Justamente cuando parece más necesario entender que del árbol y del bosque dependen nuestra supervivencia. Para el Cronista de los Árboles, el último fruto de esta cultura era ese modo de comprender el mundo, desde la inteligencia afectiva e identitaria, desde la vivencia y la experimentación, desde la realidad que representaba el árbol como centro espiritual de la geografía y la historia, del mito y la leyenda, del símbolo.
Hoy pretendemos contribuir a recuperar este legado esencial y su significado. Pronunciaremos algunas claves que tal vez resuenen en tu ADN como ecos de un pasado que también es futuro: Árbol de Reunión, Árbol de Concejo, Árbol de la Palabra, Árbol Santuario, sagrado, monumental, anciano, Árbol de nacimiento o hermanamiento. ¡Árbol de la Memoria!.
Y bajo su gobierno, recordado y defendido por el inestimable testimonio de Amable y Ana María Moradiellos, comprendemos que el estado de los árboles notables, es el perfecto bioindicador de nuestra sensibilidad y cultura y de nuestra capacidad para relacionarnos de un modo respetuoso con nuestro entorno.
Y para declarar "honoris causa" a estos árboles de la memoria y democracias más ancestrales, contamos con el saber hacer de Mark Knopfler, responsable de la banda sonora “Local Hero”, porque hoy los grandes árboles, son nuestros héroes, nuestros héroes locales. Y también a quienes los defienden, reconocen y dignifican. "Dendro" significa árbol. Y "Cracia" poder. Es decir, "Dendrocracia", El Gobierno de los Árboles.
Así que conecta con tus ancestros, siente la energía milenaria de las cosas que hicieron bien, respira ese legado bajo la sombra de tu árbol tótem y recupera su valor y el de tu comunidad.
Entramos en El País de los Árboles, territorio gobernado por los árboles… ¡"Dendrocracia"!… Sin duda, territorio conmovido… ¡Arriba las ramas!