Regresamos al bosque ancestral del domingo pasado, porque nos hemos negado a abandonarlo, emulando a los indios de Norteamérica cuando defendían del hombre blanco a los bisontes en sus tierras sagradas... En esta segunda entrega de un bosque de Árboles Catedrales, esos seres centenarios o milenarios, singulares, monumentales, adquieren con propiedad el rango de dioses, de testigos, de guardianes de la palabra, templos o lugares de encuentro... Es la comunión entre los árboles y los seres humanos...
El médico de los árboles, Bernabé Moya, nos cuenta en esta ocasión cómo es el reconocimiento de un árbol monumental, cómo averigua su edad o fase de evolución, cómo realiza el diagnóstico, su estado de salud... en un ejercicio precioso y verde de mutualismo entre los ramificados y los bípedos...
Y el testimonio de Toño Nespral, de la Asociación del Bierzo, A Morteira, que entre muchas otras cosas en torno a los castaños de sus soutos, nos cuenta cómo tuvieron que competir con maderistas especuladores, en subastas, para salvarle la vida a ancianos castaños, con sus propios ahorros, pues no contaban con otra medida legal para detener el "arboricidio".
Para concienciarnos del espíritu venerable de las Catedrales Vegetales, contamos con la concienciación del mismísimo William Blake e Ignacio Abella y una banda sonora exquisita y amante de la fronda, a cargo del portugués nacido en Mozambique, Joao Afonso...
El árbol de esta semana es la del Castaño, en la voz de José Manuel Sebastián. Habitan el coro de susurros y cantos arborecedores del Club de la Hojarasca de este bosque: Julio Valverde, Virginia Díaz y Santiago Bustamante.