Sin poner en duda las innumerables ventajas que la lata presenta, hay que reconocer que la mayor gama de sabores se encuentra en los alimentos "al día". Los productos naturales son más ellos tal cual están, que dentro de una económica conserva: nadie podrá negar que como un pez recién pescado, un pan recién hecho, o una fruta cogida del árbol, no hay nada. Pero, claro, el producto fresco también presenta sus dificultades: es necesario ir constantemente al mercado, preocuparse por su estado, programar su consumo; con la conserva, sin embargo, mirar en la despensa, y ya está. Pues bien, todo lo dicho viene al caso porque con la música pasa exactamente igual: la hay en lata y fresca, y, del mismo modo que con la alimentación, su consumo debe equilibrarse para que no se produzcan monstruos en la salud de la sensibilidad, que es la parte de nosotros que atañe al arte.
El oído atento
Música fresca
15/03/2014
01:00:07