Fernando Beltrán ha ejercido muchas profesiones pero fundamentalmente es poeta y nombrador. Fué su hija quien se refirió a él de esta forma cuando en el colegio le preguntaron por la profesión de su padre. Con gran esfuerzo y talento abrió hace ya una veintena de años un estudio llamado "El nombre de las cosas" que con el paso de los años se ha convertido en fundamental para aquellas empresas, grandes y pequeñas, que quieren tener éxito con un producto o una determinada marca. De él surgieron nombres como Faunia, Opencor, Amena, Lé y un largo etc que dan prueba de ello.
Cada cosa, dice, tiene su nombre natural y solo hay que descubrirlo, una idea que recuerda ya expuso Platón en sus "diálogos".
Cuenta que en cada proyecto parten de entre 100 y 300 nombres hasta que después de una larga criba se da con el adecuado. Un nombre, añade, no tiene que gustar en el primer momento sino seguir enarmorándote después de un año (28/10/11).