Alfonsina Storni, suiza de nacimiento, pero argentina de hecho, nació en 1892.
Con una marcada vocación literaria, tuvo que ganarse la vida con oficios variados, propios de la mujer de entonces, pasando por alto los prejuicios de una sociedad hipócrita y estrecha.
Socialista, se declaró atea en público y proclamó ser madre soltera. Pese a los obstáculos, logró convertirse en una figura consolidada dentro de un mundo literario dominado por hombres.
Dominada por el pesimismo y el cansancio vital, y tras afrontar un cáncer, Alfonsina se arroja al mar en octubre de 1938, a los 46 años. Dejó como despedida una carta para su hijo y un prodigioso soneto plagado de interrogantes.
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