"El bailar no es de su naturaleza malo ni prohibido, antes bien, en algunas tierras es necesario para tomar calor y brío. Pero están reprobados los bailes descompuestos y lascivos, especialmente en las iglesias". Esto es lo que escribía en 1611 el licenciado Don Sebastián de Covarrubias y Orozco, canónigo de la catedral de Cuenca y consultor del Santo Oficio. Y puesto que este docto vigilante de la moral y del correcto proceder en nuestras tierras, nos exime de culpa y pecado, siempre y cuando sólo busquemos el tomar brio y calor por medio del baile, y habiendo concluido al fin las lúgubres y tenebrosas jornadas de la pasada semana, tiempo es ya de que nos entreguemos con regocijo y pasión a la noble y alegre ocupación de la danza.