Ayer ha cumplido 37 años Natalie Maines, vocalista irrepetible de las Dixie Chicks, desde su nacimiento en la tejana Lubbock, la que fuera también cuna de Buddy Holly. Desde pequeña quería ser estrella y cuendo empezó a hacer coros a Pat Green en su disco de debut supimos que tras aquel aspecto de muñeca pizpireta se encontraba una bala de cañon a punto de impactar en el mundillo musical. El día en que sustituyó a Laura Lynch en las Dixie Chicks el destino del grupo y de ella misma dió un vuelco inesperado y radical. El trío se convirtió en el soplo de frescura y sinceridad que necesitaba Music Row, recuperando canciones de artistas como Bonnie Raitt, Maria McKee, J.D. Souther o Tom Jans, sin dejar de acogerse a la tradición musical pero aportando una enorme dosis de espontaneidad entre tanta parafernalia artificial. Las Dixie Chicks, con Natalie Maines, al frente se convirtieron en referente de las jóvenes audiencias y abriendo las fronteras de la country music a un nuevo público que encontraba otras propuestas en sus canciones y en su propia imagen, a veces meditadamente provocativa, dispuesta a despertar del aburrimiento a la Music City. Los éxitos se multiplicaron y ni tan siquiera una infame campaña de desprestigio apoyada en los propios despachos gubernativos, han podido con ellas. Fueron amenazadas de muerte y hubieron de abandonar su propio hogar para establecerse en la Costa Oeste. Desde allí, Natalie sigue siendo una superviviente adorada por una legión de aficionados a los que, seguro, hoy hemos hecho felices.
Toma uno
Natalie Maines, una superviviente
15/10/2011
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