Restauración de los frescos de Miguel Ángel

Durante siglos ha sido objeto de numerosas restauraciones. A principios del siglo XVII, en el XVIII, a principios y a finales del XX. Les hablamos de La Capilla Sixtina y de los frescos de Miguel Ángel. Trabajos en los que se llegaron a emplear en algunos casos, técnicas que según algunos expertos, habrían supuesto una amenaza para la obra original. Para eliminar grietas, el hollín y la suciedad acumulados y devolver la luminosidad y color a las pinturas, se utilizó desde aceite de linaza o pan húmedo hasta barnices o esponjas humedecidas en vino griego. Pero fue en 1979 cuando se realizan los trabajos de restauración más completos, complejos y minuciosos, pero también los más discutidos. El proceso que se prolonga durante casi 15 años fue documentado por una televisión nipona que pagó 3 millones de dólares al Vaticano como patrocinio. Así lo contó entonces Informe Semanal cuando finalizaba la primera fase, el trabajo en la bóveda. Años más tarde culminaría la restauración en las paredes y en la obra maestra de Miguel Ángel, el Juicio Final.