Sinopsis
Pocas industrias españolas caminan con un paso tan firme como la del calzado. El zapato "Made in Spain" da la vuelta al mundo por su delicadeza, su elegancia y sobre todo por su ajustada relación calidad-precio. Pero el reverso de esta historia hace aflorar la triste realidad de la economía sumergida. La ciudad alicantina de Elda es esta semana el foco de atención de la cámara de Repor.
En los polígonos industriales de Elda se concentran las fábricas de calzado. Últimamente sin embargo, se observan muchos carteles que anuncian naves en venta -como en todos los sectores la crisis ha dejado huella-. Pero curiosamente el polígono no está vacío, a las tres de la tarde la cámara de Repor aprecia como un grupo de trabajadores entra a una de esas naves aparentemente cerrada...
A las oficinas locales del sindicato Comisiones Obreras llegan muchas denuncias por irregularidades en la contratación. Suelen ser denuncias anónimas que hacen llegar los propios trabajadores que tienen miedo a perderlo todo si se identifican. Desde el sindicato se envían las denuncias a la Inspección de Trabajo, pero a pesar de la vigilancia el problema parece haberse enquistado en la localidad.
Cruz Roja de Elda organiza cursos de orientación laboral para parados. Asisten muchos ex trabajadores del calzado que buscan salir de esta industria como sea. Son demasiados años -dicen- con contratos precarios o trabajando "en negro". Teresa por ejemplo, lleva 40 años encolando zapatos en la cocina de su casa pero no ha cotizado ni un solo día a la Seguridad Social.
En la Feria de Calzado de Madrid comprobamos el boom del zapato español. Las exportaciones han crecido exponencialmente y casi le han comido el terreno a los zapatos italianos, tradicionalmente considerados los mejores. Ese éxito también se ha dejado ver en Elda donde algunas marcas han logrado esquivar la crisis gracias al aumento de las ventas.
Sin embargo, empresarios como José Sanchís, dueño de una prestigiosa firma y presidente a la vez de la Federación de Industrias del Calzado, reconoce sin complejos que la industria funciona en parte porque existe economía sumergida.
