Una llamada telefónica a la Policía Municipal de Vitoria en nombre de ETA, hacia la medianoche del 27 de septiembre de 1984, fue el primer paso de la trampa tendida por los terroristas. Costó la vida a tres agentes de la Guardia Civil y heridas a otros cinco. Comunicaban la explosión de un artefacto en una vía férrea, en una zona situada entre Elburgo y Alegría.
Los terroristas habían colocado una bomba señuelo en unas vías férreas y otra en una senda boscosa, alejada de la otra. Cuando iban hacia el lugar, un agente pisó un sedal y activó este último, provocando una explosión que alcanzó a ocho guardias civiles. Murieron prácticamente en el acto el sargento José Luis Veiga Pérez. y los guardias Victoriano Collado Arribas y Agustín Pascual Jove. Otros cinco compañeros resultaron heridos.
Victoriano Collado, de 21 años y soltero, era natural de Arroyomolinos de la Vera (Cáceres), localidad donde fue enterrado tras un funeral al que asistieron 4.000 vecinos. Entró en la Guardia Civil con 19 años. Fue trasladado al País Vasco con el fin de trabajar allí durante unos meses. Su padre era también miembro de la Guardia Civil.
Véase también Agustín Pascual Jove y José Luis Veiga Pérez..