Ignacio Bañuelos, de 26 años, natural de Guardo (Palencia), estaba casado y tenía dos hijos. Se dedicaba a la recogida de quincalla y objetos usados y a la venta ambulante.
El 15 de noviembre de 1989, Ignacio arrancó su camión cuando una bomba colocada por ETA en los bajos de su vehículo explotó y le mató en el acto en el barrio bilbaíno de Uribarri.
No era esta la primera vez que la familia Bañuelos era víctima de la violencia de ETA. En octubre de 1988 Ramón Bañuelos Echevarría, primo de Ignacio Bañuelos, había sido asesinado en el barrio de Txurdinaga. Posteriormente, en enero de 1991, otros dos miembros de la misma familia, María García Bañuelos, de veintisiete años, y su hija, Laura Manzanares García, de once años, resultaron heridas de gravedad, también en el barrio de Txurdinaga, tras estallar una bomba adherida a los bajos de la furgoneta que ocupaban.