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'Pirri' Abajo, el pentatlón aeronáutico y Lucía

  • A sus 30 años, José Luis Abajo, 'Pirri', ha logrado la primera medalla para España en esgrima

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Hace dieciocho años, por casualidad, después de que su padre practicara esgrima dentro del pentatlón aeronáutico militar, asumió el gusanillo de la esgrima a un niño al que le hubiera gustado ser futbolista, pero que estaba cansado de la natación, José Luis Abajo. 'Pirri', como era conocido desde pequeño porque su abuelo le llamaba 'Pirracas', ha logrado en Pekín 2008 alcanzar un sueño, de bronce, la primera medalla olímpica a España arropado por su mujer Lucía y entregado a llevarle el metal a su hija de cuatro meses, también llamada Lucía.

Nacido en Madrid el 22 de junio de 1978, 'Pirri', un enamorado del deporte, se apuntó con su hermano casi sin quererlo. Acababa de llegar con su familia de Zaragoza y un día apareció un folleto anunciador de la Sala de Armas de Madrid (SAMA) que estaba en Vallehermoso, cerca de su casa. Pronto demostró sus dotes merced a su velocidad, a su depurada técnica y a su capacidad de concentración.

De tal manera, su carrera estaba jalonada por títulos nacionales, medallas en Europeos (subcampeón en 2000), Mundiales (plata por equipos en el Mundial de 2006), Juegos Mediterráneos, pruebas de la Copa del Mundo, pero no le bastaba.  Su carácter ganador y su perseverancia le hicieron llegar dispuesto a todo en Pekín, ambicioso y concienciado. Se presentaba en plena madurez y con la ilusión por bandera.

No quería desaprovechar la oportunidad y, arropado por su madre, que incluso se tapaba la cara con la bandera porque no aguantaba la tensión en la lucha por el bronce, por su mujer Lucía, por su hermano Juan y por sus mejores amigos, alcanzó el preciado y ansiado premio: la primera medalla olímpica para la esgrima española y la presea cien del olimpismo nacional.

Ambicioso, quedó tocado cuando cayó en las semifinales ante el italiano Matteo Tagliariol, cuando podía quedarse fuera del podio si no podía luego con el húngaro Gabor Boczko, pero su entrenador de siempre, Ángel Fernández, y la doctora del equipo, dieron con la tecla.  "Te está esperando tu hija Lucía en casa y quiere que vayas con la medalla", le dijeron. La niña, de tan solo cuatro meses, estuvo junto a 'Pirri' en espíritu.

Volvió a ponerse la música que le acompañó durante todo el día, "Lo bueno que es perdonar", de Gilberto Santa Rosa. Le dio las fuerzas necesarias, imprescindibles para encarar de nuevo pleno la pelea por el tercer peldaño del podio.Como es un estudioso, sabía perfectamente lo que tenía que hacer, como durante toda la competición, en un asalto 'a vida o muerte', como le dijo al Príncipe Felipe por teléfono, y no falló, por Lucía, por su padre ya fallecido, por su madre, su mujer, su hermano. Por todos.

Su cabezonería le dio sus frutos.  "Soy un poco bruto", admitió. Nunca se rindió bajo su traje de kevlar, el material que se usa para los chalecos de los astronautas, y con su espada por delante.

Se define como "bastante rápido, con una mano bastante rápida", que a veces le perjudica, incluso admite que es "brusco y muy agresivo", lo que le ayuda también a desarbolar a sus oponentes y en determinados momentos a suplir sus carencias.