La falta de ideas condena al Madrid
- Benayoun, de cabeza, hace el único tanto del partido
- Poco fútbol y mucho respeto mutuo en el Bernabéu
- Repasa todos los datos del partido
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El Liverpool lleva ya dos de dos en la Copa de Europa ante el Real Madrid. Los de Rafa Benítez se impusieron por un solitario gol en un partido que, de puro táctico, decepcionó las expectativas creadas en los días previos.
Los 'reds' sacaron petróleo de una jugada a balón parado rematada por el escurridizo Benayoun, que cabeceó a la red una falta sacada por Fabio Aurelio a diez minutos del final. Un incomprensible fallo de marcaje de la zaga madridista, la de gala, la mejor de Europa para su técnico, que quedó esta vez en evidencia.
No hubo 'chorreo', como se le escapó la víspera a Vicente Boluda. Difícil teniendo en cuenta la escasa fluidez de los blancos con Gago y Diarra llevando la batuta. Ni Guti, que entró en la segunda parte, fue capaz de desmadejar la red tejida por Benítez.
El técnico madrileño, cuya cabeza se subastaba horas antes en las casas de apuestas inglesas, se reivindicó al igual que en otras ocasiones que ha tenido la soga al cuello desde que ocupa el banquillo de Anfield.
Tampoco hubo gol de Torres que, muy tocado, se retiró a los 60 minutos y sólo tuvo una ocasión clara en la primera parte, que le desbarató Casillas. Otro de los centros de interés del Liverpool, Steven Gerrard, se quedó finalmente en el banquillo y sólo jugó unos pocos minutos con el resultado ya decidido.
No hubo, en definitiva, fútbol. Hubo mucha tensión y mucho respeto mutuo entre dos equipos más preocupados por no fallar, que por arriesgar y ofrecer un juego acorde con su historial (14 Copas de Europa entre ambos).
Y en ese terreno se movió más cómodo el bloque -con todas las letras- de Rafa Benítez. Su pizarra ganó a la de Juande, a pesar de que entregó el balón al Madrid desde el primer minuto y se dedicó a esperar agazapado, pacientemente, la ocasión que finalmente tuvo.
El conjunto local, por su parte, se dedicaba a buscar continuamente a Robben, el que más ganas le puso junto a Raúl, que tuvo en su bota derecha la primera ocasión clara del partido; su pierna mala.
Muchas ganas, mucho corazón, pero poca claridad. Si las cosas no cambian esa es la única receta que por el momento puede ofrecer el Madrid en Europa. No parecen muy buenas cartas para jugar la partida en Anfield. Habrá que apelar, una vez más, a la heroica.