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La Roja mundialista suma y sigue

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La selección de Vicente del Bosque ha sumado otro título, pero para este no ha tendido que jugar ningún partido. La Roja se ha llevado el premio Príncipe de Asturias de los Deportes 2010, por su trayectoria, espíritu y valores.

La historia de un equipo que conquistó el mundo con su juego comenzó hace cuatro años y ha alcanzado su cima en este verano de 2010. Tras un fracaso en el Mundial de Alemania ante Francia en los octavos de final por 1-3. Entonces, los jovencísimos Villa, Torres, Xavi y Casillas asumían el control en el campo, con Luis Aragonés en el banquillo, de un relevo generacional que aspiraba a conquistar las mieles de la gloria.

Pero una Francia campeona del Mundo y de Europa se cruzó en su camino con el 'genio' Zidane al frente del conjunto 'bleu', antes de su adiós definitivo al mundo del fútbol. Desde ahí, la historia de la remontada y el triunfo se ha cincelado en cuatro años y ha escrito su página dorada, la que le ha valido el premio, en este 2010.

La reforma del 'Sabio'

Pero hay que reconocer a los responsables de este camino. El proyecto ambicioso de Luis Aragonés estuvo a punto de finalizar casi antes de haber comenzado, pero su insistencia, a pesar de las múltiples críticas, le llevó a continuar en la nave hasta la gran final de la Eurocopa de 2008, y un gol de Fernando Torres en una cabalgada majestuosa que se ha quedado en la retina de los aficionados.

La primera reforma del 'Sabio de Hortaleza' fue acabar con la vieja guardia de la selección, y tras el fracaso del Mundial, Raúl -capitán del equipo- se cayó fulminantemente de las convocatorias.

Las voces críticas volvieron a surgir, pero el espíritu y carácter que empezaba a conformarse en el grupo, se sobrepuso a todo esto hasta llegar a la fase final de la Eurocopa de 2008.

España dio síntomas, desde el primer partido del torneo, de saber lo que se hacía con el balón. El gusto por el toque y la clase llevó a Aragonés a prescindir en su juego de los extremos y a insuflar en la conciencia colectiva del grupo una manera de sentir el fútbol.

Y por fin llegó un título

Con el paso de la Eurocopa, el juego de La Roja brillaba cada vez más, hasta llegar a los temidos cuartos de final, donde esperaba la maldición y la siempre temida Italia.

Xavi y compañía tenían que superar la barrera psicológica de una fase, que por tradición siempre se le daba mal a España, y sobre todo imponerse a un combinado acostumbrado a ganar con muy poco.

Los 90 minutos y la prórroga transcurrieron sin goles en el marcador y la tragedia se asomó, de nuevo, por la puerta del éxito español. Pero una gran actuación de Casillas y el gol de Cesc -que no tiraba un penalti desde los 15 años- dieron el pase a las semifinales, donde esperaba la Rusia de Hiddink.

España hizo uno de sus mejores partidos ante los 'zares' de Europa y se plantaron en la final, donde la larga sombra de los alemanes esperaba sedienta de éxito. El fútbol es once contra once y siempre ganan los alemanes-, pero se toparon con España y con un Torres que pasará a la historia con su gol en la gran final.

España conquista la Eurocopa de Austria y Suiza y el 'gafe' histórico de La Roja desapareció de un plumazo. El toque, la clase, el saber competir... España ya era un equipo ganador y no sólo por el triunfo continental, sino porque este grupo aprendió a ser humilde y a respetar a todos los rivales por igual, independientemente de la grandeza de cada cuál.

De Aragonés a Del Bosque

El tropiezo de la Copa Confederaciones

Tras el ansiado éxito de la Eurocopa, Luis Aragonés decidió abandonar el barco, pero La Roja no se quedó sin capitán, ni rumbo. ¿Vicente del Bosque se encargó de dar el relevo al técnico que hizo campeona a España en color.

El ex entrenador del Madrid tenía por delante el difícil reto de mantener el camino iniciado por Luis e ir más allá. Del Bosque no dudó ni un segundo, mantuvo la esencia del grupo campeón y además optó por introducir pequeñas mejoras que sumaban potencial a la que ya era una 'superselección'.

La primera prueba de Del Bosque como seleccionador fue la Copa Confederaciones en el invierno de 2009. Sin ser vital una victoria, si que estaba en juego el honor de ser los mejores en la antesala del Mundial.

Brasil, Italia y España partían como favoritas en este pequeño torneo. Pero sólo una de las tres grandes estuvo a la altura. La 'Canarinha' del por entonces técnico Leonardo no falló y sumó otro título para su historia.

Sin embargo, España cayó en la semifinal ante Estados Unidos. Sin ser un desastre, las dudas sobrevolaron el tejado de la 'casa roja'. La derrota se transformó en una noticia de consuelo, ya que la selección que gana la Confederaciones -en este caso, Brasil- luego no pudo levantar la Copa del Mundo al año siguiente. Y así fue.

Y por fin llegó la conquista Mundial

Del Bosque disipó todas las dudas con un grupo que firmó la clasificación al Mundial de Sudáfrica más brillante de la historia. España ganó los 10 partidos de la fase de clasifición.

España firmó una fase de clasificación de Matrícula de Honor. Diez victorias en diez encuentros. Ha conseguido un récord histórico, que la equipara a la Brasil del 70, la Alemania del 82 y Holanda en la actual edición, las únicas que han firmado un camino tan inmaculado hacia un Mundial.

Pero, a diferencia de esos tres casos, España en la única en sumar diez triunfos. Brasil jugó en 1970 sólo seis encuentros; Alemania en 1982 ocho partidos; y la propia Holanda, en la actualidad, disputó ocho encuentros al integrar su grupo (el 9 de la zona Europea) únicamente cinco selecciones.

España llegó a Sudáfrica con la vitola de gran favorita para levantar su primera Copa del mundo, pero tras el primer tropiezo en el debut ante Suiza, donde los chicos de Del Bosque perdieron por 1-0, los viejos temores asomaron de nuevo.

España jugaba bien, pero no era capaz de marcar con facilidad. Se falló cuando se podía fallar, ese fue el discurso del equipo tras el fiasco. Y cumplieron con su promesa. La Roja empezó a sumar victoria tras victoria.

La primera víctima fue Honduras y tras la fácil victoria sobre el débil combinado, había que ganar a Chile sí o sí, para acceder a los octavos de final.

La fase de grupos se cerró con una trabajada victoria sobre la otra Roja, la de Marcelo Bielsa. Los goles de Villa e Iniesta abrieron la puerta de octavos, donde esperaba la Portugal de Cristiano Ronaldo.

Y de nuevo apareció Villa para batir la portería lusa, gracias a una jugada entre líneas de los 'locos bajitos' -Xavi e Iniesta-.

En  los siempre difíciles cuartos de final esperaba la rocosa Paraguay y al igual que la Eurocopa de 2008, apareció la figura de Casillas para salvar los muebles españoles. Entonces se vieron los cinco minutos más locos de todo el Mundial.

El colegiado de Guatemala Carlos Batres pitó un penalti a favor de los sudamericanos, que se encargó de parar Casillas. En la siguiente jugada, el árbitro le devolvió la moneda a España pitando la pena máxima en la portería del rival.

Xabi Alonso se encargó de transformarlo, pero Batres quiso ser el protagonista e inexplicablemente, mandó lanzarlo de nuevo. Esta vez, el portero de Paraguay lo paró y en el rechace hizo penalti sobre Fábregas, pero el guatemalteco hizo la vista gorda.

Con el cero a cero en el marcador y la prórroga asomando por la esquina, regreso la larga figura de Villa para dar a España el gol que valía el pase a semis, lugar al que La Roja nunca había llegado.

Ya sólo quedaban dos partidos para levantar el trofeo más importante del mundo del fútbol. En semis esperaba la selección que mejor juego estaba haciendo, la Alemania de Löw.

Del Bosque reeditó la final de la Eurocopa de dos años atrás. España borró las dudas de un plumazo y firmó su mejor partido del Mundial para imponerse a los germanos con un gol sello de la casa azulgrana. Xavi centró un córner y Puyol apreció desde la segunda línea para marcar el gol más importante de su carrera.

Por fin, España estaba en la final de un Mundial y Holanda era el único obstáculo para llegar a la Copa del Mundo. Los tulipanes iban a jugar su tercera final mundialista, las otras dos las perdieron.

Así fuimos campeones del mundo

Los golpes holandeses no pudieron con la clase

Ante tal miedo escénico, Marwijk no dudó en plantear la guerra final a España. Los holandeses se olvidaron de su tradición futbolística para adentrarse en acongojar al rival a base de dureza y juego extremo.

La patada de De Jong a Xabi Alonso en el pecho sucedió al famoso cabezazo de Zidane a Materazzi en la anterior final mundialista. 'San Iker' volvió a aparecer para sacar un mano a mano ante Robben.

La prórroga parecía lo lógico en un partido muy duro y de pocas ocasiones, pero entonces apareció el mago del balón,  Andrés Iniesta, para firmar el gol más importante de la historia de un país.

El de Fuentealbilla recibió un balón dentro del área de Cesc, lo controló y bajó a los pies, para cruzar un disparo al fondo de la red holandesa. España se proclamaba campeona del Mundo en Sudáfrica.

El esfuerzo, sacrificio y la ambición de 23 jugadores y el saber hacer de un entrenador llevaron a la selección española a su hazaña más importante de su historia. Un país entero se puso de pie para ver como Casillas levantaba en Sudáfrica la Copa del Mundo y, sin hacer distinciones de afinidades futbolísticas o procedencia, salió a la calle para recibir a su equipo, convertido en héroe colectivo en un homenaje sin precedentes.

España logró en dos años levantar los dos títulos más importantes del fútbol, algo que no se había hecho en los casi 100 años de vida de La Roja. El Premio Príncipe de Asturias ha sido otro galardón que pone el punto y seguido al camino que todavía tiene que recorrer este grupo de campeones.