Enlaces accesibilidad

Un desquiciado Valencia no pudo con un Zaragoza que sigue sin ganar

Por
El centrocampista del Valencia, Pablo Hernández (d), avanza con el balón bajo la presión del centrocampista argentino del Zaragoza Leonardo Ponzio
El centrocampista del Valencia, Pablo Hernández (d), avanza con el balón bajo la presión del centrocampista argentino del Zaragoza Leonardo Ponzio

Ficha técnica:

1 - Valencia: Moyà, Miguel, David Navarro, Ricardo Costa, Mathieu, Topal, Banega (Manuel Fernandes, m.76), Pablo (Joaquín, m.61), Mata, Vicente (Soldado, m.68) y Aduriz.

1 - Zaragoza: Toni Doblas, Diogo, Lanzaro, Jarosik, Contini (Edmilson, m.70), Ponzio, Jorge López, Pinter (Ander Herrera, m.45), Gabi, Lafita (Bertolo, m.76) y Braulio.

Goles: 0-1, m.3: Lanzaro. 1-1, m.44: Lanzaro en propia puerta.

Árbitro: Delgado Ferreiro (colegio vasco). Amonestó por el Valencia a Banega, Aduriz y David Navarro y por el Zaragoza a Contini y Gaby. Expulsó con roja directa a Ander Herrera (m.68)

Incidencias: Partido de la novena jornada de la Liga española de primera división disputado en el campo de Mestalla ante 40.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.

El Valencia demostró, un partido más, que es un conjunto desquiciado y sin ideas, que fue incapaz de vencer (1-1) al Zaragoza, que jugó la última media hora con diez hombres y que, a pesar de que por momentos hizo un buen fútbol, sigue sin ganar en el campeonato. [Datos y estadísticas del partido]

El encuentro estuvo marcado por la anécdota de que el central del Zaragoza Lanzaro hizo los dos goles, uno en cada portería, y por la inferioridad numérica del equipo aragonés tras la rigurosa expulsión de Ander Herrera en el minuto 63.

El Zaragoza fue mejor al principio el encuentro y tuvo sus opciones en los instantes finales, mientras el Valencia, aunque llevó el peso del partido, confirmó la situación de crisis futbolística que atraviesa desde la segunda parte del encuentro que perdió en Barcelona.

El equipo aragonés dominó el choque durante los primeros veinte minutos. Por lo visto durante ese tiempo, nadie podría decir que se trataba del colista de Primera. Su fútbol era fluido, con seguridad defensiva, creatividad en el centro del campo y llegada a la meta del Valencia.

Además del gol de Lanzaro en el tercer minuto de juego, el equipo aragonés dispuso de alguna otra ocasión de gol para ampliar la cuenta en el tramo inicial del partido, ante un Valencia desconcertado y sin ideas, aunque con un patrón de juego más consistente que el del partido perdido una semana antes con el Mallorca.

Mediado el primer periodo, el Valencia mejoró y al menos fue capaz de dominar territorialmente a su rival, aunque sin crear verdadero peligro, ya que el exceso de balones aéreos no contribuía a que el Zaragoza se viera agobiado.

Es más, dispuso de alguna opción a la contra, mientras el Valencia se volcaba cada vez más sobre la meta de Toni Doblas, hasta que poco antes del descanso Lanzaro, de cabeza, marcó en propia meta el tanto del empate con el que el encuentro llegó a su ecuador.

El Valencia incrementó su dominio territorial tras el descanso, pero fue un equipo muy previsible, lo que hizo que el Zaragoza no sufriera en exceso para mantener la igualada en el marcador, en una fase del encuentro en la que las llegadas del equipo aragonés a la meta de Moyà eran las justas.

Pese a que el equipo local insistía en su juego ofensivo, sus jugadores se mostraban agarrotados y cometían muchas faltas, lo que daba opciones al Zaragoza en acciones a balón parado.

En el minuto 68 se produjo la expulsión con roja directa de Ander Herrera, tras una zancadilla a Mata por detrás. Esta acción reajustaba los objetivos de ambos equipos, ya que al Valencia sólo le valía la victoria y el Zaragoza iba a luchar exclusivamente por defender el punto que sumaba.

El partido, a medida que se aproximaba su conclusión, se abrió. Aunque el Valencia llevaba la iniciativa, el Zaragoza recuperó la llegada de la primera mitad y dispuso, a pesar de la inferioridad, de alguna opción para ganar a la contra.

El marcador final es insuficiente para las urgencias del Valencia de recuperar la línea de juego y resultados del principio de la Liga, pero, sobre todo, para las del conjunto aragonés, que avanza al insostenible ritmo de un punto cada dos partidos, con el que no se puede pensar en la permanencia.