París homenajea a Cadel Evans y Cavendish consigue su 'manita'
- Cadel Evans gana el Tour de Francia al llegar de amarillo a los Campos Elíseos
- Cavendish se impone al esprín en París y consigue su quinta etapa
- Contador acaba quinto y Samuel Sánchez sexto y campeón de la montaña
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Los Campos Elíseos de París han encumbrado al australiano Cadel Evans, que ha llegado vestido de amarillo por primera vez en su carrera, a los 34 años, a las calles de la capital francesa, que se ha deleitado con el paseo triunfal de los 167 supervivientes del Tour 2011 y con la quinta etapa de Mark Cavendish, que ha demostrado, por quinta vez, ser el esprínter del momento.
El británico ha puesto la guinda a su gran Tour, que le ha homenajeado como campeón del maillot verde de la regularidad, superando a Jose Joaquín Rojas, y ha subido al podio definitivo junto a Samuel Sánchez, campeón de la montaña, Pierre Roland, campeón de la clasificación de los jóvenes y, por supuesto, Cadel Evans, justo vencedor de un Tour trufado de emoción, coraje y caídas, muchas caídas.
Una de ellas, en la primera etapa, marcó el devenir de toda la carrera. El dorsal número uno, Alberto Contador, se dejaba 1'20" al verse envuelto en una montonera a ocho kilómetros de meta. Alejado de la cabeza del pelotón, extrañamente mal colocado, el tricampeón del Tour se quedó cortado, perdió comba con sus principales rivales y se complicó mucho sus opciones de triunfo.
Aunque, con todo el Tour por delante, y consciente del peligro del pinteño, nadie le dio por perdido. Todo lo contrario. Herido, con la obligación de atacar, Contador se convirtió en el foco de todas las miradas, sobre todo las de los hermanos Schleck, que manejaron la carrera a la expectativa de los movimientos del ciclista español.
Evans, un 'perro viejo'
Ingenuos, los luxemburgueses ignoraron el gran momento y la regularidad de un 'perro viejo' como Cadel Evans, que acertó de pleno con su estrategia y se libró de cualquier incidente que pudiera echarla abajo. Criticado por su sagre fría, el australiano se defendió con garra en los Alpes, muy consciente del comodín que guardaba en su maillot en la contrarreloj de Grenoble.
El del BMC ya había enseñado los dientes en el muro de Bretaña, el primer test del Tour 2011. Un repecho imponente que utilizó Contador para intentar recortar su desventaja con los favoritos. Pero allí apareció su, a la postre sucesor, para apuntarse la etapa y dar el primer aviso de sus importancia en carrera. Pero ni con esas los Schleck le ficharon como su rival más peligroso.
Quizá porque Contador había arrebatado a Andy las dos últimas rondas galas. Quizá por las ganas de revancha del mayor de los Schleck por, desde su punto de vista, poca deportividad, del pinteño en el Tour 2010. Fuera por lo que fuera, el Tour, ya sin los aspirantes Wiggins, Van den Broeck, Brajkovic y el siempre combativo Vinokourov, todas víctimas de la accidentada primera fase de la carrera, llegaron los esperados Pirineos.
Y como vinieron, se fueron. El primer paso montañoso solo se salvó por la gran victoria de Samuel Sánchez en Luz Ardiden, que sumó la segunda y última victoria española de la carrera, después de la conseguida por Luis León en la novena etapa, aquella que siempre será recordada por el vergonzoso atropello de un coche de la televisión francesa a Flecha y Hoogerland.
El resto, un fracaso. Poco espectáculo y nulo movimiento entre los favoritos. Todos, de nuevo, pendientes de un Contador pendiente, a su vez, de su maltrecha rodilla. Ataques sin ambición de los Schleck y respuestas seguras de Evans, el más cómodo en tal situación. Nada, en definitiva. Todo por decidir en los Alpes.
Espectacular paso por los Alpes
Tanto había por decidir y tanto espectáculo por dar, que el paso por los Alpes valió todo el Tour en sí mismo, con dos etapas memorables que pusieron la carrera 'patas arriba'. A pesar de la buena imagen de Contador en las etapas pre-alpinas, el madrileño cedió el protagonismo al Leopard-Treck, que preparó una etapa 'a la vieja usanza'. Lanzaron varias 'liebres' para ayudar a un enorme Andy Schleck, que atacó a 70 kilómetros de meta para imponerse en el centenario Galibier, que vió la mayor 'pájara' de la carrera de Contador.
Y, mientras, en silencio y en solitario, sin equipo, Cadel Evans salvó la etapa con decencia y se quedó a 57" de Andy, suficiente para su asalto final en Grenoble. Aunque antes, en una etapa rápida y brutal, con Galibier y Alpe d'Huez por delante, Contador intentó la heroica y nos regaló otra etapa para el recuerdo.
El loable intento del tricampeón no alteró la lucha por una general de la que se despidió definitivamente el inesperado Voeckler, que volvió a encender los ánimos de una afición francesa falta de triunfos. El maillot fue a parar a Andy Schleck que, muy motivado, solo lo conservó un día, ya que sus piernas no le respondieron como esperaba en Grenoble.
Evans dio el golpe definitivo en la contrarreloj y subió a lo más alto del podio de París por delante de los Schleck, Voeckler, y un Contador que termina, por segunda vez en su carrera, una gran vuelta sin ganarla. Desde su 31ª posición en su debut en el Tour en 2005, había ganado todas sus participaciones en Giro, Vuelta y Tour, al que volverá el año que viene para ganarlo. París le espera.