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Oro para el Reino Unido en música pop

  • La música de la ceremonia de inauguración repasa la historia del pop británico
  • Paul McCartney ha cerrado el espectáculo con The end y Hey Jude

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Gran Bretaña presume de legado musical en Londres 2012

Si la música pop fuera una competición, el Reino Unido dispondría de una de las mejores selecciones del mundo, si no la mejor. Un equipo con defensas sólidos (The Kinks, U2), mediocampistas versátiles (The Rolling Stones, The Who), volantes finos y sofisticados (David Bowie), extremos rápidos e incómodos (Sex Pistols, Prodigy) y, por si fuera poco, la mayor estrella mundial: The Beatles.

Y eso sin contar a los suplentes. Así que Danny Boyle, el director de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2102, no ha dudado en echar mano de una de las señas de identidad británica en el último medio siglo y ha trufado todo el espectáculo de canciones inmediatamente reconocibles para los mil millones de espectadores que lo han seguido en todo el mundo.

Cierto que la cosa ha empezado en clave local, con las canciones tradicionales de las cuatro naciones que conforman el Reino Unido (Londonderry Air para Irlanda del Norte, Flower of Scotland para Escocia, Bread of Heaven para Gales y Jerusalem para Inglaterra), y con alguna incursión en la música clásica (sobre todo Haendel, nacido alemán, pero nacionalizado inglés).

Tras sonar el God save the queen (el himno, no el tema de los Sex Pistols, que aun calentaban en la banda), el Tubular bells de Mike Oldfield y la interpretación de la banda sonora de Carros de fuego, obra de Vangelis han sido el aperitivo al gran recorrido por la música británica del último medio siglo.

Himnos

Un himno detrás de otro, a saber: Enola Gay, de Maniobras Orquestales en la Oscuridad; Going underground, de The Jam; You’re wonderful tonight, de Eric Clapton, My generation; de The Who; Satisfaction, de The Rolling Stones; All day and all of the night, de The Kinks; She loves you, de The Beatles; A night in the opera, de The Queen… e incluso los Sex Pistols, aunque en version moderada: Pretty vacant (nada de Anarchy in the UK o cualquier otro mensaje apocalíptico).

Avanzando en el tiempo, la cosa ha llegado a los ochenta con Relax, de Frankie goes to Hollywood y Sweet Dreams, de Eurythmics; a los noventa, con Firestarter, de Prodigy, y Song two, de Blur; y al siglo XXI con el inevitable homenaje a Amy Winehouse y Muse, los autores de la canción oficial de los Juegos Olímpicos.

Mientras desfilaban los atletas, la música ha seguido en segundo plano, aunque con hits como Rolling in the deep, de Adele; Stayin’ alive, de los Bee Gees; o Where the streets have no name, de U2. Y para la salida de los anfitriones, nada menos que el Heroes de David Bowie.

En los intermezzos, música en directo: Emeli Sande ha puesto dulzura con Heaven y, ya cerca del final, Arctic Monkeys han añadido algo de crudeza en directo a la ceremonia, con I bet you look good on the dancefloor. Y para ir abriendo boca, un homenaje a la estrella: una versión de Come together, del desaparecido John Lennon.

Sir Paul revive a The Beatles

Ya en el medley había sonado la inquietante banda sonora que Underworld compuso para el primer éxito de Boyle, Trainspotting, y como la mitad de Underworld, Rick Smith, era el director musical de la ceremonia, otra de sus composiciones, Caliban’s Dream ha acompañado la formación del fabuloso pebetero compuesto por un par de cientos de pebeteros, cada uno de un país distinto.

Y el final ha sido, como no, para la estrella principal. Sir Paul McCartney ha revivido el espíritu de The Beatles con un fraseo de The end (ese verso tan bello que es la última frase que aparece en un disco de los fab four: “Al final, el amor que tomas es igual al amor que das”) y la interpretación en directo de Hey Jude.

Así que pocas bazas quedarían para cualquier otro país que intentara retar a semejante equipo. Es probable que Estados Unidos estuviera cerca -hasta en el abanderado: si alguien puede compararse a The Beatles es Bob Dylan-, pero, afortunadamente, la música pop no es una competición.