El misterio amarillo de La Bañeza
- Allí se encuentra la segunda peña más numerosa de la U.D. Las Palmas
- Se trata de aficionados leoneses sin otro vínculo con Canarias que el futbolístico
- Un anuncio de una marca canaria de cerveza recoge esta curiosa historia
En el kilómetro 301 de la A-6, junto a la autovía que une Madrid con A Coruña, se levanta La Bañeza. Once mil personas habitan en esta localidad del sur de la provincia de León, que presume de industria azucarera, carnaval, Semana Santa e incluso de un circuito urbano de motociclismo en sus fiestas de agosto.
Lo que pocos saben más allá de la comarca de La Tierra de la Bañeza es que aquí radica la segunda peña más numerosa -con más de 200 aficionados- de un equipo de fútbol de Segunda División sin vínculo aparente con la localidad y cuyo campo se encuentra a casi dos mil kilómetros de distancia (más de mil sobre el océano Atlántico): la Unión Deportiva Las Palmas ¿A qué obedece esta extraña conexión, esta curiosa huella amarilla en suelo leonés?
Un equipo inolvidable
Tenemos que remontarnos en el tiempo más de cuatro décadas, a finales de los años 60, cuando el equipo canario, con un plantel casi exclusivo de canteranos, peleaba de tú a tú por la Liga con el Real Madrid y el F.C. Barcelona. En 1968, la Unión Deportiva fue tercera, solo por detrás de merengues y culés. Llegó con opciones de ganar el título al Estadio Bernabéu en la penúltima jornada del campeonato. Y un año después logró el subcampeonato, esta vez a nueve puntos del Madrid. Aquel equipo no solo enamoró a todo el archipiélago (mucha gente lo apoyaba incluso en Tenerife, la isla del eterno rival): su exquisito fútbol de toque conquistó los corazones de muchos aficionados repartidos a lo largo y ancho de la piel de toro.
Patxi, un vasco por los cuatro costados de Amorebieta (Bizkaia), es uno de esos hinchas peninsulares cosechados por aquel equipo de ensueño. Con él se han encontrado en no pocas ocasiones los aficionados grancanarios que siguen a su equipo fuera de las islas. La inquebrantable religión amarilla de Patxi le ha llevado a visitar a la Unión Deportiva no solo en los campos de Segunda sino también en los de Segunda B. Reconocía ser blanco de frecuentes chanzas de sus compañeros de trabajo, mayoritariamente del Athletic de Bilbao, que veían en su pasión una excentricidad casi surrealista.
Hermógenes, el fundador y presidente
En La Bañeza, Hermógenes Celada (55 años) es el representante de aquella antigua cosecha de aficionados amarillos. Por supuesto, conoce a su correligionario Patxi. Lo más curioso es que ha sumado a su causa a decenas de vecinos, buena parte de ellos jóvenes que nacieron cuando la U.D. Las Palmas empezaba a languidecer.
Epi, de 30 años, es uno de ellos. Residente en Ponferrada, sus padres son de un pequeño pueblo cercano a La Bañeza, donde supo de la existencia de la peña. Se apuntó en 2005 con unos amigos con tanta pasión por el fútbol como él. "Siempre fui del Barça y lo compatibilizo con la Ponferradina", comenta a RTVE.es. Pero si tiene que elegir entre los tres clubes, se queda con Las Palmas. Asegura que no es el caso de los mayores de la peña: "Ellos solo apoyan a la Unión Deportiva".
Hermógenes lo confirma: "Nuestro equipo es Las Palmas". La peña fue constituida en 2001 por una treintena de personas que ya llevaban muchos años compartiendo su afición. El núcleo original estaba constituido por Celada (fundador y presidente) y unos cuantos paisanos de su edad que eran unos adolescentes a finales de los años 60 y principios de los 70.
El fundador y su entorno más próximo no solo siguen a la Unión Deportiva, sino también a su filial (Las Palmas B) cuando juega en la Península. Recuerda que fue precisamente hace dos años, en un partido de la liguilla de ascenso a 2ª B disputado en Tafalla (Navarra) contra el Peña Sport, la última vez que se encontró al hincha vasco Patxi. Gracias a su seguimiento de los canteranos amarillos, Hermógenes presume de haber conocido personalmente a jugadores como Valerón, Manuel Pablo, Guayre o Jonathan Viera.
Epi reconoce la perplejidad de la gente al enterarse de su inclinación futbolística. En un partido Ponferradina-Las Palmas, al que acudió con una bufanda amarilla, le preguntaron, tomándole por canario, si notaba mucho el frío leonés. "¡Pero si yo soy de aquí!", exclamó sacándoles del error. Epi, que ya ha vivido la alegría de un ascenso (2006), ha tenido la oportunidad de viajar a Canarias una vez para ver jugar a su equipo. "Nos trataron muy bien allí", dice con sincera gratitud. Hermógenes, por su parte, ya ha estado muchas veces en Gran Canaria: la última, en marzo de este año, para asistir a un triunfo 3-1 sobre el Celta. "El club siempre se porta muy bien con nosotros, desde que llegamos al aeropuerto hasta que nos vamos", dice. "La gente de la peña está supercontenta".
Un motivo para pasarlo bien... pero también algo más
Ser de Las Palmas en La Bañeza es una buena razón para reunirse, comer, beber y echarse unas risas. La mitad de los miembros de la peña suele participar activamente en las actividades que organiza (torneos de fútbol-7, comidas campestres, jornadas gastronómicas canarias, salidas a los partidos de Las Palmas, etc.). Un núcleo duro de veinte personas ve todos los partidos en la tele cuando no pueden desplazarse, tanto en el local de la peña (un garaje propiedad de Hermógenes) como en un bar cercano.
Cada noviembre se celebra una cena de confraternización. El año pasado acudió el exjugador amarillo Germán Dévora, uno de los símbolos de los mejores tiempos del club. Este año, los caras más conocidas fueron las de Julen Lopetegui (exjugador de Las Palmas y actual entrenador de la selección nacional sub 21) y Rafa Guerrero (exárbitro y comentarista deportivo).
Para asistir a los partidos que se juegan relativamente cerca de La Bañeza (Ponferrada, Vigo, Gijón, Valladolid, etc.) suelen fletarse autocares. Algunas veces, la gente va también en sus coches particulares. La Unión Deportiva ha estado allí dos años (2004 y 2009) haciendo su pretemporada, un reconocimiento a sus fieles seguidores bañezanos.
En suma, ser aficionado amarillo en estas tierras es una excelente motivo para socializar. Pero el treintañero Epi insiste en que la cosa va más allá: "La gente sufre con el equipo", cuenta, "y algunos incluso no duermen si pierde". Todos ellos estarán muy pendientes, no menos que los hinchas de Gran Canaria, del partido de vuelta de la Copa del Rey contra el Rayo Vallecano en Madrid.