La llama de Sochi 2014 llega a Rusia avivada por la polémica
- El tercer mandato de Putin ve crecer las críticas por su autoritarismo
- Rusia está en el foco de las denuncias por violaciones de derechos humanos
- RSF teme que el gobierno utilice los Juegos de Invierno para lavar su imagen
La llama olímpica de Sochi 2014 ha llegado a Moscú, capital de Rusia, y su fuego viene avivado por la polémica sobre las acusaciones de violaciones de los derechos humanos por parte del gobierno que encabeza el presidente Vladimir Putin.
Al mismo tiempo que la antorcha pisaba suelo moscovita, Amnistía Internacional (AI) encendía en Bruselas, frente a la embajada rusa, una llama "por las víctimas de las violaciones de derechos humanos en Rusia".
El mismo día en que Putin cumple 61 años, AI ha recordado con su "llama de la libertad" a todos los activistas encarcelados o asesinados durante los distintos mandatos del exagente del KGB, caso de la periodista Ana Politkovskaya.
Lejos de lograr la paz social con sus políticas o despejar las dudas sobre la calidad democrática de Rusia, el tercer mandato de Putin ha visto cómo se acrecentaban las denuncias acerca de la merma de las libertades.
La ONG ha podido llevar a cabo este acto en Bruselas, no así otro que había pedido en Moscú, cuya autorización fue denegada por las autoridades locales alegando que no podía garantizar la seguridad de los 15 asistentes previstos, según la organización. AI había pedido celebrarlo en la plaza Pushkin y dio tras alternativas, pero la respuesta gubernamental fue proponer un lugar más alejado en un parque público.
"Es cierto que las autoridades moscovitas han cumplido la ley, pero su sugerencia de que el acto se celebre en uno de los parques menos frecuentados de Moscú refleja el estado de la libertad de expresión y reunión en la Rusia de hoy", denuncian.
Los medios de comunicación han sido uno de los colectivos más castigados, según denuncia Reporteros Sin Fronteras, que califica a Putin de "enemigo de la libertad de prensa", en su último informe, publicado este lunes en Alemania.
Según esta ONG, los tres mayores canales de la Federación rusa, Perwyj Kanal, Rossija y NTV, emitidos en abierto en todo el país y que constituyen la principal fuente de información para los rusos, están controlados directamente por el Estado o pertenecen a oligarcas y grupos de empresas cercanas al Kremlin. Mientras tanto, los medios independientes sólo alcanzan a una parte reducida de la población y ven impedida su mayor difusión en el territorio ruso.
Los Juegos como lavado de cara
Por otro lado, el informe de RSF critica la intención de las autoridades rusas de aprovechar los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi (suroeste de Rusia), para presentarse como un país "moderno, dinámico y abierto" pese al "autoritarismo del gobierno" y de la "represión de los derechos ciudadanos".
RSF recuerda que desde 2012 se endurecieron las penas por espionaje y revelación de secretos de Estado, con lo que se ha incrementado el peligro para los periodistas de ser denunciados por artículos críticos.
Además, desde 2013 está prohibido en los medios el uso de palabras malsonantes, la denigración de símbolos religiosos o la publicidad de relaciones sexuales no tradicionales.
Un asunto, el de la homosexualidad, que ya ha tenido su momento de polémica deportiva durante los pasados Mundiales de Atletismo de Moscú. La atleta sueca Emma Green compitió con las uñas pintadas con los colores del arco iris, algo que fue interpretado como un gesto de apoyo a la comunidad gay.
Dicho gesto se encontró con las críticas de la pertiguista rusa y campeona del mundo Yelena Ysinbayeva, que pidió "respeto" para las leyes de su país, aunque posteriormente quiso matizar que no tenía nada en contra de los homosexuales.
Sofisticado sistema de espionaje
A escasos meses del inicio de los Juegos de Invierno, la situación recuerda en parte a los celebrados en Pekín en 2008, en verano. Entonces también se criticó la conveniencia por parte de un organismo como el COI de conceder la organización de unos Juegos Olímpicos a un régimen autoritario o dictatorial.
Formalmente no es el caso de Rusia, pero el alud de críticas a puesto a Putin en el punto de mira y se cuestiona que incluso durante la celebración misma de los Juegos vayan a relajarse las medidas de seguridad contra los opositores.
De hecho, el diario británico The Guardian revela este lunes un informe sobre un sofisticado sistema de seguridad y espionaje de las comunicaciones -denominado "Prism on stereoids"-, que afectará a todos los mensajes electrónicos tanto de visitantes como de deportistas.
El sistema desarrollado por el poderoso FSB ruso -heredero de la KGB- es similar al que usó la inteligencia estadounidense y que denunció el ingeniero informático Edward Snowden, según publica el rotativo.
Los periodistas rusos Andrei Soldatov e Irina Borogan han descubierto que el FSB lleva desde 2010 trabajando para que el sistema sea capaz de monitorizar todo el sobredimensionamiento de comunicaciones que se generan durante la celebración de unos Juegos de Invierno.