El Tour de Landa salva el papel del ciclismo español
- El ciclismo patrio solo tuvo 12 corredores en la salida y dos se fueron al suelo
- La actuación soberbia de Landa como gregario le granjea un futuro rol de líder
- Contador deja en el aire su regreso al Tour tras una carrera llena de imprevistos
A la 104ª edición llegaban tan solo 12 españoles para pelear, unos por la victoria de etapa, otros por la general y otros para trabajar en favor de sus líderes. No se constataba una cifra tan baja desde 1979 y encima, para colmo de males, en la primera etapa se fueron al hospital dos galgos como Ion Izagirre y Alejandro Valverde por culpa de las caídas. [Chris Froome se hace con su cuarto Tour de Francia
Este dato unido a la ausencia de victorias hispanas son las últimas muestras de la delicada situación que vive el ciclismo español actualmente. Tenemos que consolarnos con las buenas sensaciones y esas llevan la cara, la sonrisa perenne, de Mikel Landa.
El corredor alavés de 27 años se ha convertido en el faro y en la esperanza del ciclismo español tras su cuarto puesto obtenido en París. Iba con la misión de trabajar para su líder, Chris Froome, y además de conseguir el amarillo para el británico se ha quedado a tan solo un segundo del tercer puesto del podio.
“No volveré a un equipo para ser segundo“
Escalador de razaque tolera bien la lucha contra el crono, acaba de ganarse en este Tour el derecho a volver como jefe de filas para pelear por la victoria final. "No volveré a un equipo para ser segundo", aseguró tras la decepción de ver como Bardet salvaba su tercer escalón del podio en Marsella.
"Ojalá vuelva de amarillo a París el año que viene, sería muy bonito", añadía este domingo en los Campos Elíseos.
Todo sin saber aún qué maillot lucirá a partir de la temporada que viene. "Vamos a ver qué pasa con mi equipo para el año que viene, todavía no hay nada decidido”, advirtió.
Contador deja en el aire su vuelta al Tour
La otra nota positiva que se puede extraer de la actuación de los españoles es el buen final que ha llevado a cabo Alberto Contador. Lastrado por las caídas, el de Pinto ha vuelto a ser el animador de la carrera con sus ataques heroicos pero además puede llevarse un gran sabor de boca después de la gran contrarreloj realizada en Marsella.
Se quedó a 21'' del mejor tiempo, de Bodnar, con lo que su clasificación final en la general ha sido la novena. Nos deja la duda de si será su última actuación en París.
El madrileño no aclaró si regresará o no a la carrera francesa la temporada que viene, una incógnita que despejará "dentro de un tiempo", y afirmó que ha ganado la carrera "el mejor".
“Lo preparé al milímetro y me sacrifiqué más que nunca“
"Si voy a volver al Tour de Francia lo sabremos dentro de un tiempo. Puede que sí, puede que no. Ahora hay que descansar, replantearse las cosas y buscar objetivos. Ha sido un Tour muy intenso, lo preparé al milímetro y me sacrifiqué más que nunca, pero las cosas a veces se tuercen. A pesar de los contratiempos, di el máximo hasta el último día para hacerlo lo mejor posible", afirmó.
La carrera ha echado de menos al Movistar
Por su protagonismo en los últimos años, el Tour no ha sido el mismo sin el papel protagonista del equipo español. Comenzaron con el pie cambiado debido a la caída y posterior abandono de Alejandro Valverde el primer día.
Ese mazazo lo acusó el equipo, que no supo responder cuando llegaron los días clave. Sin el arropo de sus compañeros y, sobre todo, sin las fuerzas que se quedaron en el Giro, Nairo Quintana ha decepcionado.
De Murgía a París
Los inicios de Landa con la bicicleta tuvieron que ver con las pandillas de amigos que tenía en pueblos cercanos a Murgia. Entre partidos de pelota y de fútbol, los chavales agarraban la bici para verse. Ya con 13 años se apuntó al Club Ciclista Zuyano, donde se empezó a forjar en categoría infantil, cadete y juvenil.
En el año 2.007 asomó con contundencia ganando la Bizkaiko Itzulia, la prueba más importante por etapas para juveniles, ante corredores como Peio Bilbao, actualmente en el Astana. Landa estudió en un colegio del barrio de Lakua, en Vitoria, el más cercano para entrar y salir desde su pueblo. Tras superar el bachillerato y la selectividad, se matriculó en Burgos para estudiar arquitectura, coincidiendo con la llamada del ciclismo con miras más altas. Miguel Madariaga le reclutó para el Orbea Continental, y de ahí al Euskaltel-Euskadi, ya profesional.
Entre los libros y la bicicleta, Landa optó por construir su futuro en el ciclismo. Sus destellos de calidad pronto lo llevaron al Naturgas y al Orbea amateur. En 2011, la selección española le convocó para el Mundial sub-23 de Geelong, en Australia. Tras acabar decimoctavo se fue a buscar al suizo Fabian Cancellara para que le firmara un autógrafo. Sorpresa, el suizo se lo negó.
Con el Euskaltel debutó como profesional en 2011, siendo un corredor de futuro, un escalador a cuidar entre algodones. En la Vuelta a Burgos se exhibió en las Lagunas de Neila, pero hasta 2014 no dio señales de vida, parecía que su carrera se había estancado. Venció en el Giro del Trentino con el maillot del Astana en la jornada de Monte Bondone.
En 2015 llegó el despegue. Antes de presentarse en el Giro ganó la etapa reina de la Vuelta al País Vasco en Aia. Llegó lanzado el alavés a la carrera rosa, pero supeditado a Fabio Aru, el líder del Astana. El 24 de mayo alzó los brazos en Madonna di Campiglio, superando a Alberto Contador y Aru, colocándose cuarto en la clasificación general a falta de seis etapas. En la siguiente jornada, con final en Aprica tras coronar el Mortirolo, Landa volvió a lucirse. Surgieron las dudas. Landa, segundo en la general, adelantó a su jefe, quien había perdido tres minutos en meta. El equipo le paró para evitar la hecatombe de Aru. Finalmente, le ganaron Contador y Aru.
Aquel año, 2015, acudió a la Vuelta a España junto a Fabio Aru y Vincenzo Nibali. Tres líderes. Dio un recital en la etapa reina con meta en Cortals D'Encamp y fue fundamental en las etapas finales para que Fabio Aru conquistara su primera grande.
La llamada del Sky para la temporada 2016 se le hizo irresistible. Iba al mejor equipo del mundo, donde Chris Froome reinaba con dos Tours de Francia en su palmarés. Quedaban galones, y para el alavés quedaron los del Giro. Repitió victoria en el País Vasco y se adjudicó el Giro del Trentino. En la carrera rosa un virus le dejó fuera de combate. Luego en el Tour se perdió en el puesto 35 con problemas de cadera.
Disparo al aire en el primer año del Sky. Restaba la segunda bala. Se puso el dorsal en el Giro compartiendo el liderato con el británico Geraint Thomas. En la novena etapa, camino del Blockhaus, ambos candidatos se estrellaron contra una moto mal aparcada. "Siempre me pasa algo". Adiós a las opciones de maglia rosa, y de podio. Tras superar enormes dolores, Landa fue tomando aire, ganó en Piancavallo y se llevó el maillot de la montaña. De Milán a Düsseldorf. Esperaba el Tour, a las órdenes de Froome.
Y en Francia, nuevo capítulo del "quiero y no puedo", de verse fuerte, más que su líder, y sentir el freno del equipo. "Siempre me pasa lo mismo". Al final, cuarto puesto, medalla de chocolate y sensaciones muy superiores a los resultados.