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Las claves del Stuttgart - Barcelona

 Por David Ramos
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El encuentro de ida de octavos de final de la Champions entre Stuttgart y Barcelona (1-1) estuvo marcado por el despliegue físico de los alemanes. Los de Gross sacaron el gen alemán y neutralizaron al Barça en la primera parte con apoyos múltiples que borraron del campo a Xavi, Busquets y Touré, incapaces de dar tres pases seguidos. El esfuerzo era brutal. Tras robar, todos subían en bloque con una verticalidad que dejaba al Barça en inferioridad numérica incluso en su propia área. Pero esa intensidad es insostenible durante 90 minutos y en la segunda parte el Barça sufrió menos. 
                       La de este martes fue sin duda la peor primera parte de la era Guardiola. Por primera vez en mucho tiempo se vio a un Barça superado en todos los aspectos del juego, incluso en la iniciativa. El centro del campo no logró sacar la pelota con claridad y Messi, más tenso y desafiante que de costumbre, trataba de hacer la guerra por su cuenta con lo poco que le llegaba. Lo peor no fue perder la pelota, sino la identidad. El Barcelona dio la impresión de ser un equipo agotado física y mentalmente, desquiciado por momentos y salvado, en esta ocasión, por la suerte de los campeones. Laporta cree que merecieron más, pero debió ver otro partido.
Este resumen del partido deja claro que lo mejor que se llevan los culés a Barcelona es el resultado. El gol fuera de casa otorga media eliminatoria a los pupilos de Pep Guardiola
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Fue el mejor del partido. Venía en racha de hacerle cuatro goles al Colonia y cumplió con creces. Combinó fe y calidad, peleando y liderando de principio a fin el ataque del Stuttgart. Marcó el primer gol del partido con un cabezazo inapelable, pudo repetir en una contra rapidísima que él mismo se fabricó con un punterazo que salvó Valdés y estuvo a punto de provocar el segundo tras ganarle en la partida al mexicano Rafa Marquez, que se confió en exceso y acabó regalando una ocasión. 
No fue el día del capitán, el que siempre cumple donde le pongan. Messi nunca le ayudó y le hicieron dos contra uno durante toda la primera parte. El catalán sufrió con un entonado Hleb, pero quien de verdad le trajo de cabeza fue un sorprendente Molinaro, que hizo un agujero por la izquierda con sus incorporaciones. El gol de Cacau fue un error suyo en la marca. Perdió la referencia y dejó rematar.
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Una vez más, Europa vio un arbitraje bochornoso. El holandés Kuipers se comió dos claros penaltis en contra del Barça (una mano de Piqué y un empujón de Márquez) y uno clamoroso, de roja directa, de Molinaro, que despejó bajo palos con una zamorana un tiro de Ibrahimovic que debía haber sido invalidado, ya que venía precedido de otra mano del delantero sueco que tampoco vio. Un desastre. Además, perdonó dos tarjetas a 'Ibra', que dejó sendos recados, uno en cada parte y sin balón en juego, a jugadores del Stuttgart. Pudo poner en peligro la integridad de Sergio Busquets al no parar el partido tras un terrible encontronazo que dejó tendido al canterano durante más de un minuto en el césped.
El equipo grande demostró su pegada. Los alemanes tuvieron más de media docena de ocasiones claras y sólo lograron materializar una, gracias en gran parte a Valdés, muy acertado. El Barça tuvo una y la enchufó.
El oportunismo de Zlatan Ibrahimovic puede valer el pase a cuartos. Piqué le dejó de cabeza un balón franco para fusilar a Lehman, la empalmó y le pegó un pelotazo en pecho, pero el rechace le fue al pie y el sueco, con frialdad y precisión, no volvió a perdonar y batió por bajo al guardameta alemán. Además de su valor doble, el gol sirvió para apaciguar los ánimos de los alemanes.
El internacional español Andrés Iniesta confiesó al término del encuentro lo mal que lo habían pasado durante los 90 minutos.
Guardiola supo enmendar el error inicial y sacó del campo a Touré, perdido durante los primeros 45 minutos. La entrada de Henry supuso la bajada de Iniesta al centro del campo, y ahí estuvo la clave. Con él al lado de Xavi y Busquets, el triángulo estaba más equilibrado y el Barça tuvo más la pelota. Con más toque, el Stuttgart se fue apagando, cada vez más cansado. También hizo bien quitando a Marquez por Milito. El mexicano estuvo descolocado, lento y excesivamente confiado en situaciones límite, viéndose superado en todo momento por Cacau y Pogrebnyak. Hizo un penalti y regaló una ocasión tonta.
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El excéntrico Jens Lehmann volvió a dar la nota. No sólo hizo un mal partido, metiendo un balón de Messi que iba fuera y salvó el palo o saliendo a por uvas a un balón aéreo fácil que a punto estuvo de aprovechar 'Ibra', sino que volvió a dar muestras de que algún cable se desconecta de su cabeza al menos una vez cada 90 minutos. Si este año ya le dio por orinar durante un partido de Champions, esta vez se le ocurrió la genial idea de hacer una entrada de kárate a Carles Puyol cuando el balón estaba ya fuera del campo. Y para colmo, le da un colleja. 
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