DAVID RAMOS- Las claves del partido.
España no pudo con Italia (1-1) en su debut en la Eurocopa. La campeona de Europa y del Mundo empezó el torneo con dudas y sin ritmo. La variación táctica de Del Bosque, que prescindió de la referencia del delantero centro, no ayudó a una selección que dio los mismos síntomas de cansancio y falta de pegada que en su estreno en Sudáfrica hace dos años. El técnico plagó el césped de 'bajitos' en busca de movilidad y toque, huyendo del choque con la zaga italiana y con la intención de cansar al contrario con mucho pase corto para desarbolarlo después con la llegada de la segunda línea, pero se encontró con una Italia distinta. Sin lujos, aunque sin renunciar al balón, los de Prandelli adelantaron líneas y se atrevieron con éxito a disputarle la posesión a España, que por momentos vio cómo perdía incluso la batalla del centro del campo. El partido era tan disputado como incierto. A medida que pasaban los minutos España era más dueña del juego, pero no conseguía controlar el peligro 'azzurro' al contragolpe. Fruto de uno de ellos, previo aviso de un dormido Balotelli, llegó el tanto de Di Natale. Pero aquí llegó la mejor versión de la Roja. Cuando el gol del punta del Udinese hacía presagiar otro batacazo inicial como el de Suiza, apareció Silva para meter un balón genial a Cesc, que puso el empate sin dar tiempo al previsible 'catenaccio'. A partir de ahí el partido se tiñó de rojo. La campeona, muy mejorada con Navas y Torres, se fue a por el partido con fe y tuvo ocasiones para ganarlo, pero el '9' no acertó en las dos clarísimas que tuvo. Tablas ante el, a priori, gran rival del grupo para una selección aún sin rodar que sí dejó varias notas esperanzadoras: esos 15 minutos finales, la capacidad de reacción y el momento de forma de Iniesta.
Tanto debate durante la semana para nada. Del Bosque, aunque no se vaya "frustrado", hizo un experimento que destrozó todas las quinielas... y lastró el juego de España. Un esquema diseñado para sacar a los centrales de su sitio y sorprender con paredes desde atrás se convirtió en un embudo previsible del que Prandelli sacó partido. Sin un '9' que fije la defensa, por muy Italia que seas, no tiene sentido esperar tan atrás. Adelantó líneas y trazó la tela de araña lejos de la portería de Buffon, llenando de piernas el medio y robando tarde o temprano una pelota que además sacaba con facilidad ante la ausencia de alguien que se vacíe en el arte de incomodar. Cesc ni sabe ni está para eso. Hasta que no salió Torres Italia no pasó por verdaderos apuros. Aún así, en el segundo tiempo el equipo mejoró al abrir más a sus laterales, pero no fue hasta la entrada del punta del Chelsea cuando el equipo metió miedo al contrario. Si bien el madrileño hizo de Salinas en 1994 fallando no uno, sino dos balones de gol ante Buffon, cambió la cara de 'La Roja' solamente tirando desmarques, algo que nadie tenía capacidad para hacer con el dibujo anterior. Aportó velocidad y frescura, dio opciones de pase, cayó a banda, buscó la espalda... Generó las ocasiones que se le piden a un '9'.
Cesc volvió a ser la bestia negra de Italia. Él marcó el gol definitivo en la tanda de penaltis que cambió la historia de 'la Roja' en 2008 y él abanderó este domingo la reacción cuando todo se ponía cuesta arriba. En una de sus pocas internadas desde atrás, el catalán empataba el partido rematando de primeras con su pierna izquierda un servicio mágico de Silva. Aún sin '9' en el campo, España supo sacar su raza de campeona y neutralizó la euforia italiana antes de que el partido se conviertiese en un frontón. Esa reacción es la nota más positiva para España, ya no por su punto, sino por los tres que no suma Italia. Reaccionar al instante da moral y evita la agonía del 'ganar o ganar' los siguientes encuentros.
Está en otra dimensión. El manchego se confirma como decisivo para la suerte de España en esta Eurocopa. Ya nos dio un Mundial, pero este Iniesta es muy diferente al de hace dos años. Ha alcanzado su plenitud y está al nivel de los más grandes, de esos jugadores que ganan torneos. De no ser coetáneo de Messi y Cristiano, sería un favorito al Balón de Oro. Su enorme partido ante Italia pone de manifiesto que es el elegido para echarse al equipo a las espaldas. En el primer tiempo ya fue el único, junto a David Silva, que creó algo de peligro, pero eso fue solo el aperitivo de la exhibición que regaló en el segundo acto. Y eso que el césped del Arena Gdansk no estaba a su gusto. Iniesta asumió toda la responsabilidad del ataque español y, con la pelota cosida al pie, encaró descaradamente una y otra vez a la poblada defensa italiana, incapaz de arrebatarle el balón. Pasa, encara y regatea cuando toca. Hace que lo imposible parezca fácil. Siempre la decisión correcta. Tuvo incluso la opción de marcar al incio del segundo tiempo, pero su zurdazo ajustado al palo lo desvió Buffon con la yema de los dedos.
Necesitan tiempo. Lo de Piqué y Ramos no es un problema de diferencias personales, sino de falta de entendimiento. Ramos está acostumbrado a su rol de lateral en 'la Roja' y Piqué solo ha jugado con Puyol. No estuvieron mal en el plano individual, pero sí como pareja, muy poco compenetrados. Tuvieron problemas para repartirse las marcas. El desmarque de Di Natale en el gol de Italia es la mejor prueba, ya que no se ponen de acuerdo para tirar el fuera de juego.
No es casual que luzca más en el Real Madrid que en la selección. Arbeloa es un gran defensor, pero no tiene vocación ofensiva. El lateral sufre en un equipo que necesita tanto toque y elaboración. Al igual que el Barça, por su estilo, España vive de las incorporaciones de sus laterales para abir el campo, y eso Arbeloa no sabe hacerlo. Parece que un perfil como el de Juanfran sería más acertado para encuentros en los que el contrario no tenga un extremo de peso que exija tomar precauciones.
Los años no parecen pasar para el veteranísmo delantero del Udinese. Rápido, incisivo y con pegada. El napolitano fue el revulsivo que buscaba Prandelli sacando del campo a Balotelli después de que éste desperdiciase un 'regalo' de Ramos con todo a favor. Di Natale salió, se desmarcó, encaró a Casillas y marcó. Lo hizo todo bien en los 35 minutos que estuvo en el campo. Rozó el segundo gol, pero su remate acrobático se marchó fuera por poco.
El enfermo tiene los mismo síntomas que hace dos años y el tiempo dirá si esta vez volverá a curarse. España dio la imagen de un equipo cansado y lento, falto de ritmo. Quizá la decisión de la UEFA de no regar el terreno de juego antes del partido pudo influir, pero también es cierto que la rocambolesca concentración preparatoria que ha hecho la selección no puede haber ayudado. Diez días entrenando y jugando con muchos que al final no iban a estar mientras la columna vertebral del equipo jugaba una final tardía y fatal colocada, de la que luego además hay que descansar, parece un verdadero despropósito.
El 'ex' de Fiorentina y Roma ha conseguido abstraer al grupo del escándalo del presunto amaño de partidos que ha salpicado a la concentración y ha formado un grupo sólido y distinto de la imagen a la que Italia nos tiene acostumbrados. Quizá sea la 'azzurra' con menos estrellas de los últimos tiempos (y las que tiene son muy mayores), pero es un equipo que no renuncia al buen trato de balón. Claudio Cesare Prandelli ha tenido la valentía de apostar por el talento y parece gestionar con éxito a 'peligros públicos' como Balotelli y 'ovejas descarriadas' como Cassano. La segunda parte del examen se verá en los dos siguientes encuentros, cuando le toque proponer.
Los aficionados españoles fueron mayoría en el primer partido de la Roja en la Eurocopa 2012 contra Italia, aunque el resultado no les convenció y muchos se fueron decepcionados por no ganar.
Miles de personas se han reunido en diferentes puntos de España para ver en una pantalla gigante el partido de España contra Italia, debut de 'la Roja' en la Eurocopa 2012.