El techo de cristal está agrietado, pero no roto: "Hay que seguir luchando para romper barreras"
- Hablamos con tres mujeres en el ámbito científico de tres generaciones diferentes
- Mujeres con cada vez más oportunidades, aunque con la maternidad como punto de inflexión
- Día de la Mujer 2025, sigue en directo todas las manifestaciones del 8M


Las cifras confirman que en España hay techo de cristal: las mujeres en cargos de directoras generales en nuestro país no llegan al 3%, y solo cuatro de cada diez miembros del consejo de administración son mujeres. Las mujeres cobran menos nocturnidad y extras por atender familiares y, aunque las juezas ya son mayoría, muy pocas presiden el Tribunal de Justicia de su comunidad.
En el techo hay grietas o incluso agujeros grandes por donde entra más luz, pero ese mismo techo invisible que existe sobre la cabeza de todas las mujeres no ha desaparecido y sigue siendo una losa dependiendo de la situación personal de cada una y de la edad. Hablamos con tres mujeres en el ámbito científico de tres generaciones diferentes: Rosa Menéndez, la primera mujer presidenta del CSIC desde 2017 a 2022, Ana María Vicedo, investigadora de la Universidad de Berna y epidemióloga ambiental, y Marina Simón, estudiante del Grado de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Politécnica de Valencia.
El techo de cristal en España a través de tres generaciones de mujeres
La científica Rosa Menéndez es la primera mujer que presidió el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cargo al que llegó en 2017 y que cubrió hasta 2022. Hasta hace siete años ninguna mujer alcanzó ese rango en la prestigiosa Institución de nuestro país. Pasará a la historia como una de las que consiguió romper el "muro de hormigón" y tuvo que responder a muchas preguntas de sus compañeros, que no se hacían entre ellos, solo por ser mujer. Menéndez, a un año de jubilarse, admite que le supuso "un esfuerzo superior a muchos de ellos", en relación con temas como la conciliación familiar, y lo achaca en parte a "la educación que hemos recibido, que quieres estar presente en todos los sitios y te cuesta delegar a nivel personal o familiar", asegura.
Ana María Vicedo forma parte de esa generación intermedia de mujeres a la que todavía le cuestionan más sus decisiones por ser mujer y joven. A pesar de su edad, el currículum de esta epidemióloga ambiental, y que dirige un equipo de investigación de la Universidad de Berna, en Suiza, es muy extenso. La más joven es Marina Simón, ella es la mejor estudiante de 2024, es la mejor nota de la PAU 2024, antigua Selectividad, y tiene un 10 de media en Bachillerato. Hoy estudia Ingeniería Aeroespacial y, aunque las alumnas de esta carrera siguen siendo minoría, no es la única.
Generaciones con más oportunidades
Marina Simón, aunque ve poca presencia de mujeres en Aeroespacial, tiene esperanza: "Confío en que poco a poco se pueda desarrollar una ciencia sin limitaciones y que en vez de centrarnos en el género, simplemente nos centremos en las capacidades de cada uno y que el mejor llegue a la posición de liderazgo", dice.
También reconoce que gracias a mujeres como Rosa Menéndez y Ana María Vicedo su generación tiene "más oportunidades" y se siente en "el mismo escalón que sus compañeros hombres".
La maternidad como punto de inflexión
Para Rosa Menéndez y Ana María Vicedo un momento de inflexión y de especial esfuerzo lo vivieron durante la maternidad. Las dos coinciden en el "encaje de bolillos" que tuvieron que realizar durante ese periodo y reconocen que no pudieron desconectar de su trabajo durante la baja por maternidad y siguieron con sus investigaciones.
De hecho, Rosa Menéndez cuenta que sus becarios le ayudaban a cuidar de sus bebés y Ana María admite cómo tenía que "compaginar la lactancia de los hijos con el día a día". Todo a pesar de que la investigadora de Berna cuenta que en su caso fue su marido quien frenó su carrera profesional para cuidar de sus hijos para que ella pudiera avanzar con la suya.
En 2025 existe el "techo de cristal"
Según el último informe de CC. OO., las mujeres españolas ganan de media casi 5.000 euros menos al año que los hombres. Una de cada cuatro cobra menos o igual que el salario mínimo interprofesional, y entre los motivos de la brecha salarial se encuentran la carga de cuidados y el trabajo no remunerado. Las mujeres cobran menos nocturnidad y extra por atender familiares.
Preguntadas por el futuro, Rosa, Ana María y Marina lo ven con esperanza "aunque queda mucho por hacer", afirman. Todavía son ellas las que tienen que demostrar más y convencer de que ser madre, mujer o joven no va a interferir en su carrera profesional. Admiten que tendrán que "seguir luchando y rompiendo barreras".
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