Los Estados Unidos de Trump, divididos y derrumbando principios
- Las legislativas reflejan la división de EE.UU. en tres ejes: urbano, de género y educativo
- Los resultados desmienten mitos como que el centro y la economía garanticen la victoria
- Especial: elecciones legislativas de medio mandato en Estados Unidos
En los Estados Unidos hay una larga tradición de analizar demográficamente los resultados electorales. Saber quién vota qué. Sobre esos análisis se basan luego las campañas electorales para ir a movilizar al votante potencial.
El análisis detallado de estas elecciones tardará unos días, pero los primeros datos indican que se acentúa la división, la polarización, del electorado. Eso explica el tipo de campaña que se ha hecho, que, a su vez, ha fomentado esa polarización como un pez que se muerde la cola.
Así lo ven los propios estadounidenses. En una encuesta hecha a la salida de los colegios electorales, tres de cada cuatro votantes considera que el país está más dividido que nunca.
Fracturas
La división se da sobre tres ejes: urbano, de género y de educación. Así, las grandes ciudades y sus zonas residenciales, las mujeres, y los electores, sobre todo electoras, con formación superior votan mayoritariamente por candidatos demócratas.
Las pequeñas ciudades y las zonas rurales, los hombres, sobre todo blancos, y en su caso también los de formación superior tienden a votar mayoritariamente por los republicanos.
Cámara de Representantes
Se renuevan los 435 congresistas
-48193Republicanos
+2323Independientes
+25219Demócratas
Senado
Se renuevan 35 de los 100 senadores*
42No renovables
+39
+24Independientes
-422
23No renovables
Esa división creciente es causa, y consecuencia también, de la campaña electoral que se ha hecho. El presidente, Donald Trump, no ha hecho campaña con los buenos datos de la economía, sino que ha ido a por un voto más emocional, blandiendo, sin datos, el miedo a una presunta invasión de inmigrantes, con tonos a veces tan racistas como para que algunos medios no hayan aceptado su publicidad.
Y los demócratas también han cargado las tintas, alertando de que había que frenar a Trump porque es una amenaza para la misma democracia.
Mitos derribados
De este modo, la campaña y los resultados de estas elecciones han derrumbado dos principios políticos que se creían inalterables: en primer lugar, que las elecciones se ganan en el centro y por la economía ("Es la economía, tonto", como acuñó James Carville, asesor de Bill Clinton en 1992). A pesar de los buenos datos económicos, los republicanos han perdido la mayoría en una de las cámaras.
En segundo lugar, que un partido esencialmente de blancos llevaba las de perder en una sociedad cada vez más diversa, donde los blancos anglosajones retroceden demográficamente. La estrategia de Trump, tanto en las presidenciales como en estas elecciones de medio mandato, ha sido movilizar al máximo ese núcleo duro de votantes blancos. Y mantiene la mayoría en el Senado, si bien hay que recordar que sólo se elegía una tercera parte de esa cámara.
En ese sentido, y así está diseñada constitucionalmente, la Cámara de Representantes, que se elige por completo cada dos años, es el termómetro del momento. Y será la cámara más diversa de la historia de los Estados Unidos.