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Elecciones generales

Sánchez e Iglesias, de la desconfianza mutua a pactar una coalición en menos de 48 horas

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Sánchez e Iglesias: de la desconfianza mutua al acuerdo

De la desconfianza mutua al abrazo, tras la firma de un acuerdo de gobierno en coalición. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han conseguido en menos de 48 horas cerrar un pacto para un gobierno conjunto de PSOE y Podemos que no fueron capaces de lograr en cinco meses. Su desencuentro fue uno de los motivos- el principal- que llevó a los españoles a votar por segunda vez este pasado domingo.

Ese gobierno en coalición ha sido la bandera de Unidas Podemos desde los comicios del 28A y un modelo que nunca convenció al líder socialista, que llegó a decir que no dormiría tranquilo con ministros de Iglesias en su Consejo. Durante la campaña de estas elecciones generales, Sánchez insistió en la idea de un gobierno "fuerte" y solo "socialista", mientras Iglesias confiaba en que "tarde o temprano" la coalición llegaría. Y llegó. Aunque para que sea una realidad deben conseguir la confianza de otros grupos en el Congreso y no será fácil. Además, el PSOE realizará una consulta a la militancia este mismo mes para conocer su opinión sobre el acuerdo.

La "lealtad"- palabra empleada este martes por Iglesias en la rúbrica de este acuerdo- deberá desterrar ahora la "desconfianza" que ambos han dicho tenerse en no pocas ocasiones, acusándose mutuamente de "mentir" y de "bloquear".

Los líderes de PSOE y Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, han firmado un preacuerdo para formar un "gobierno progresista de coalición" que estará basado en la "lealtad" entre ambos partidos y que se plantea para un "gobierno estable de cuatro años", con una Vicepresidencia que ostentará Unidas Podemos.

Presidente y vicepresidente que tendrán que reconducir su relación

Se desconoce aún cómo sería ese Consejo de Ministros que se siente en torno a Sánchez, espacio en el que se desvelan las estrategias y todos los 'secretos' de gobierno. Ambos líderes- futuro presidente y vicepresidente del que sería el primer gobierno de coalición en España- deberán reconducir- ahora a la fuerza- una relación más que difícil en la que siempre se han mirado con recelo.

Iglesias ha defendido la presencia de su partido en el gobierno del PSOE para gestionar carteras, pero también para "vigilar" que Sánchez no mire "a la derecha" para desarrollar políticas- sobre todo en Economía-, algo que ha molestado a Sánchez, que abiertamente dijo que el PSOE no necesitaba un "guardia jurado" para garantizar las políticas de izquierdas.

"En un gobierno fuerte y cohesionado no puede haber dos almas, no puede haber dos gobiernos en uno", afirmaba el socialista hace escasas semanas, cuando Iglesias insistía en que los poderes económicos "a la sombra" no le dejaban gobernar con los 'morados'.

Está por ver, por tanto, cómo gestionarían las políticas, los equipos, los discursos en temas donde no coinciden- con Cataluña en el centro- el protagonismo en los medios...y su propia relación, llena de altibajos.

Historia de desencuentros

Vivieron una especie de idilio tras la moción de censura que hizó presidente a Sánchez y durante esos nueve meses de Gobierno sellaron acuerdos tan importantes como los Presupuestos Generales del Estado y la subida del Salario Mínimo Interprofesional, convirtiéndose Podemos en "clave en la gobernabilidad" y "socio preferente".

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Pero llegó la convocatoria electoral de abril e Iglesias dijo que quería entrar en el Gobierno, a pesar de que el PSOE casi triplicó a Podemos el número de escaños- 123 de PSOE por los 42 de Unidas Podemos y confluencias- A partir de ahí todo se complicó y comenzó un periodo de negociaciones frustradas y televisadas, con filtraciones e incluso descalificaciones que terminaron por romper la relación del todo.

Sánchez le ofrecía ministros "técnicos" con perfiles cercanos a Podemos pero fuera de la formación, propuesta que Iglesias tachó directamente de "idiotez". Las cuerdas se tensaron con una última propuesta de Vicepresidencia social para Irene Montero con ministerios que Podemos consideró "vacíos"- tras la renuncia de Iglesias de formar parte del Ejecutivo- pero todo estalló en la sesión de investidura de julio donde ambos protagonizaron un cara a cara que se recordará entre los más duros vividos en el Congreso.

A partir de ahí, Iglesias trató de recuperar la negociación antes de la convocatoria de elecciones del 10N en septiembre pero sin bajarse de una coalición que Sánchez ya tenía descartada por completo.

El resultado ya es sabido: repetición electoral con pérdida de votos para ambos traducida en menos escaños- 120 para PSOE y 35 para Podemos- y propulsión de Vox hasta la tercera posición entre los partidos de España. Tras el resultado, en la noche electoral, Iglesias habló de "necesidad histórica" y Sánchez dijo que "sí o sí habría gobierno progresista".

Esta vez sin dilación alguna, Sánchez ha llamado a Iglesias y en horas se ha cerrado un preacuerdo, con total discreción, que este martes y por sorpresa ambos han presentado entre sonrisas y abrazos en una comparecencia conjunta.

En la memoria resuena esa comparecencia, en enero de 2016, de Iglesias pidiendo a Sánchez, nada más entrar Podemos al Congreso de los Diputados. la Vicepresidencia. "La posibilidad histórica de ser presidente es una sonrisa del destino que me tendrá que agradecer", le dijo.

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