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Las mujeres ganan menos que los hombres de por vida y la brecha salarial aumenta con la formación

  • En España, las licenciadas y doctoras cobran un 16,8% menos
  • La discriminación de las gerentes de pequeñas empresas es del 42,3%

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Informe semanal - Mujeres en primera linea

¡Mujer, siempre ganarás menos que un hombre! Podría parecer una maldición biblíca pero es la cruda realidad. Las mujeres españolas ganan menos que los hombres a lo largo de toda su vida, con independencia de su formación. Peor aún, cuanto más alto es su nivel de estudios mayor es su discriminación salarial.

Por cada hora trabajada una empleada recibe un 17% menos, según los datos de la Comisión Europea referidos a 2010. Esta diferencia salarial se eleva al 22% si se tiene en cuenta la remuneración anual, según la Encuesta de Estructura Salarial del Instituto Nacional de Estadística.

¡Mujer, siempre ganarás menos que un hombre!

Las trabajadoras ganan menos que sus compañeros en todas las comunidades autónomas. La mayor diferencia se da en Navarra, donde una mujer gana un 27,2% menos que un hombre, y la menor en Canarias, donde una fémina gana un 12,8% menos que un varón, según el último informe de UGT sobre desigualdades salariales publicado el 22 de febrero.

Los datos son engañosos y las islas no son el paraíso para las mujeres, ya que el elevado paro acorta la brecha salarial. Con el desempleo masculino se reducen más sueldos altos y con el paro femenino desaparecen más salarios bajos pero en una proporción menor. En general, las comunidades con el paro más alto presentan, como efecto estadístico, una menor diferencia salarial que no significa un avance en la igualdad laboral.

Yo quiero ser eslovena

En la Unión Europea, las mayores desigualdades salariales entre hombres y mujeres se dan en Austria y la República Checa, con más de un 25%, seguidas por Alemania con un 23,3%, mientras que en Eslovenia la diferencia de remuneración es de un 3,2%, con una tasa de empleo masculina que solo supera a la femenina en 6,2 puntos porcentuales, según datos de Eurostat de 2009.

Las españolas cobran menos que los españoles en todos los sectores de actividad, eso sí en condiciones objetivas de acceso y promoción en el empleo, la brecha salarial se estrecha de forma significativa. Las actividades con menor discriminación salarial para las mujeres son la Educación (96,5) y la Administración Pública (87,9) que, pese a todo, registran una mayor discriminación que en Eslovenia.

Romper el techo de cristal tampoco es ninguna garantía. En la dirección de empresas, las ejecutivas perciben de media anual 52.194 euros, 5,97 veces el SMI, mientras que para los directivos su salario medio es de 66.955 euros, casi ocho veces el SMI.

Más formadas, más discriminadas

Las ocupaciones que vinculan salarios con niveles de formación demuestran que cuanto es la mayor formación, mayor es la discriminación salarial, por lo que no se puede sostener la menor cuantía de las remuneraciones de las mujeres se deba a su falta de formación.

La mayor desigualdad se produce en la gerencia de pequeñas empresas con menos de diez empleados. En estos puestos, las gerentes solo cobran el 57,7% del sueldo de sus colegas, es decir 24.290 euros anuales de media, por 42.043 euros en el caso de los varones. Otros datos de la secretaría de Igualdad en colaboración con las Cámaras de Comercio cifran la diferencia de salario entre directivos y directivas en un 31,8%.

La brecha es menor en las profesiones asociadas a una titulación universitaria de primer ciclo. Las diplomadas ganan un 11,3% menos que sus compañeros y la distancia vuelve a ampliarse en las titulaciones de segundo y tercer ciclo, hasta una diferencia salarial del 16,8%.

A tiempo parcial o a tiempo completo, las mujeres ganan menos

Las diferencias salariales persisten si se compara los salarios por tipo de contrato y tipo de jornada. Las mujeres contratadas a tiempo completo ganan el 86,3% del sueldo medio anual de los hombres. A la discriminación salarial se suma que las mujeres con este tipo de contrato representan solo el 38,51% del total.

En el trabajo a tiempo parcial, se invierte la proporción, las mujeres suscriben el 78,61% de este tipo de contratos, pero pese a ser mayoría siguen ganando el 87,8% del sueldo anual de sus colegas varones. Cuando se compara la ganancia por hora, la brecha se acentúa aún más y las mujeres contratadas a tiempo parcial ganan un 23,9% menos de lo que cobran los trabajadores en sus mismas condiciones.

Es decir, hay un sesgo sexista en el trabajo a tiempo parcial, ya que se considera que "el trabajo de las mujeres es algo secundario, supeditado al empleo de los hombres", apunta el CES. Las mujeres además no eligen trabajar a tiempo parcial. La mitad explica que tiene esa jornada porque "les ha sido imposible encontrar un trabajo a tiempo completo", según refleja la EPA.

El contrato fijo, mejor para los hombres

Las ventajas del contrato indefinido y la estabilidad profesional quedan reservadas prácticamente a los hombres. Los varones con contrato fijo ganan un 24,4% más que las mujeres con este tipo de relación laboral, es decir unos 26.960 euros anuales por 20.382, en el caso de las féminas.

El reparto de los contratos fijos sigue estando desequilibrado a favor de los hombres. Ellos tienen el 55,33% de los contratos indefinidos y ellas el 44,67%.

La temporalidad disminuye la brecha salarial pero esta persiste. En los contratos de duración determinada el reparto entre sexos está prácticamente equilibrado. Sin embargo, las féminas cobran 15,996 euros anuales de media, el 92,8%, de los 17.278 que reciben los hombres .

Hay cosas que no mejoran con la edad

La discriminación salarial afecta a todas las mujeres, con independencia de su edad y de su experiencia laboral. El tramo de edad en el que la brecha es menor es de los 25 a los 29 años, justo al principio de la vida laboral en el caso de los universitarios, cuando las jóvenes cobran un 12,7% menos que los jóvenes. A partir de ahí, la brecha salarial se convierte en una sima que alcanza su mayor profundidad en la jubilación.

Las mujeres de 65 y más años tienen una remuneración que se queda en el 64,2% de la de sus compañeros jubilados. En el tramo de edad de 60 a 64 años, la remuneración femenina es el 83% de la masculina pero solo porque los hombres sufren un tijeretazo en su sueldo que hace que la brecha se acorte, sin que las mujeres avancen.

Llama la atención que la mayor desigualdad se da de los 50 a los 54 años: las mujeres ganan el 74,2% de lo que cobran los varones. En general, esa es la edad a la que las pocas directivas que han logrado superar la carrera de obstáculos de la discriminación logran sentarse en un consejo de administración. En España, su presencia se reduce al 11,5% en los órganos de decisión de las empresas del Ibex-35.

Sectores feminizados, peor pagados

Además la segregación femenina es mayor que la masculina, según el último informe del Consejo Económico y Social sobre la situación de las mujeres en la realidad sociolaboral española. En torno al 50% de las ocupadas se concentra en solo seis tipos de ocupaciones, mientras que la mitad de los varones se reparten entre 13 ocupaciones diferentes.

Los hombres se emplean mayoritariamente en actividades industriales y de la construcción. Por su parte, las mujeres se concentran en mayor medida en el sector servicios, comercio, actividades sanitarias, servicios sociales, hostelería, educación y servicio doméstico. Las ocupaciones feminizadas se asocian con esteoreotipos de género tradicionales y se asocian a bajos salarios.

La discriminación también se cuela en las categorías laborales, como denuncia la Organización Internacional del Trabajo, que aboga por una definición de puestos neutra, ya que se tiende a valorar más un trabajo que desarrolla un hombre y a minusvalorar el trabajo de las mujeres. En el mismo sentido, se ha manifestado recientemente la ministra de Igualdad, Ana Mato, que insta a "luchar contra la discriminación salarial indirecta" que se refleja en las categorías.

Las diferencias salariales provienen sobre todo de los complementos salariales establecidos en los convenios, con criterios que benefician a los hombres, como la antigüedad (la temporalidad afecta más a las mujeres y su vida laboral sufre mayores interrupciones), la disponibilidad horaria o la prolongación de jornada (que dificulta la conciliación de la vida familiar, cuyo peso recae sobre los hombros femeninos).

Para más inri, las mujeres tardan más en encontrar el primer empleo y cuando hacen prácticas laborales tienen más díficil quedarse en la empresa que sus compañeros de clase. En Formación Profesional de grado medio y superior las prácticas llevan a un contrato para el 24% de los chicos y solo para el 17% de las chicas. Además sufren mayor inestabilidad a la hora de mantener ese primer puesto, dos años después lo conervan el 47,7% de las mujeres y el 52,1% de los hombres.

Doble discriminación, por ser mujer y por ser madre

La diferente participación de las mujeres en el mercado laboral está estrechamente ligada a la maternidad. En España, al igual que en la UE, la tasa de ocupación femenina disminuye a medida que aumenta el número de hijos, pasando del 77% sin hijos, al 52% cuando se tienen tres o más. En cambio, la tasa de ocupación masculina no se ve alterada por la paternidad. Al contrario: los varones con tres o más hijos tienen una ocupación más alta que los que no tienen ninguno.

Las universitarias tienden a mantener una vinculación más alta con el mercado laboral, aunque tengan hijos menores de seis años, situándose cerca del 80% de ocupación. Lo contrario sucede con las mujeres que, como mucho, han alcanzado la ESO, cuya ocupación es del 40% con hijos de corta edad y se mantienen en torno al 55%, incluso cuando la edad del hijo menor supera los doce años.

Estos datos indican que las dificultades de conciliación "no solo generan problemas de igualdad de género, sino también de igualdad social, al repercutir más en mujeres con menores estudios y pertenecientes a niveles sociales más bajos", subraya el CES.

Y entonces llegó la crisis

A las políticas de igualdad no les ha sentado nada bien la crisis económica. La OIT en un estudio sobre las desigualdades laborales concluye que las mujeres que trabajan en sectores donde predomina la mano de obra masculina han sido las primeras en ser despedidas.

El informe añade que las mujeres han sufrido más recortes salariales que los hombres y que, con la crisis, se ha detenido la reducción que estaba produciéndose en la brecha salarial en Europa por razones de género.

La organización destaca que la reducción o supresión de las medidas destinadas a conciliar la vida laboral y la vida profesional también ha aumentado el nivel de estrés en el trabajo que sufren las madres trabajadoras.

En resumen, las mujeres cobran menor salario cuando trabajan y ni la formación, ni la experiencia, logran acortar la brecha salarial con los hombres que aumenta tras la maternidad. En consecuencia, reciben menores prestaciones por desempleo cuando están paradas y tras concluir su vida laboral, su pensión de jubilación también es menor, 374 euros menos, de media, al mes.