Buscan en Paraguay al abogado Rodríguez Menéndez, prófugo de la justicia española
- Prófugo de la justicia desde el pasado 22 de agosto, tras un permiso penintenciario
- Cumplía una condena de más de 9 años por un delito fiscal
- Según un canal de televisión, podría haberse hospedado en un hotel de la ciudad de Asunción
Las autoridades paraguayas han informado de que investigan la presencia en el país del abogado español José Emilio Rodríguez Menéndez, prófugo de la justicia desde el 22 de agosto pasado.
Fuentes de la oficina en Asunción de la policía internacional (Interpol) han confirmado que iniciaron la búsqueda de Rodríguez Menéndez tras la petición realizada el viernes pasado por sus colegas españoles.
Según un canal local de televisión, el abogado podría haberse hospedado la semana pasada en una hotel del centro de la capital paraguaya, Asunción.
La policía paraguaya se excusó de dar detalles porque continúa la investigación sobre la presencia del prófugo en el país. Rodríguez Menéndez salió con permiso penitenciario el 18 de agosto pasado de la cárcel de Teixeiro de La Coruña, a la que tenía que regresar cuatro días más tarde.
El abogado cumplía una condena de 9 años y 6 meses por un delito fiscal y otro por violación de la intimidad.
Según la policía española, el prófugo tramitó un pasaporte en Madrid al día siguiente de salir de la prisión.
El juez de Vigilancia Penitenciaria de La Coruña, Javier San Claudio Piñón, concedió el permiso penitenciario al abogado en contra de la opinión del fiscal y de la Junta de Tratamiento de la prisión, y lo hizo al considerar que su buena evolución, el grado de cumplimiento y el apoyo familiar permitían depositar en él la "confianza necesaria".
Según se supo tras su fuga, el abogado se sacó un pasaporte en una Comisaría de Madrid el pasado 19 de agosto, un día después de que el letrado abandonase la prisión coruñesa de Teixeiro.
El juez de Vigilancia Penitenciaria de La Coruña, Javier San Claudio Piñón, que concedió el permiso de salida de la prisión al abogado aseguró que el recluso "merecía confianza" y que el "riesgo de que se fugara no era elevado, de un 50%".