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Irak, entre la esperanza de cambio y el escepticismo

  • Los iraquíes dudan en su mayoría que estos comicios traigan cambios sustanciales
  • Sin embargo, muchos esperan que mejore la administración local
  • La permanencia de EE.UU. en el país resta legitimidad a los comicios, a juicio de muchos

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Los sentimientos de los iraquíes ante las elecciones provinciales del próximo sábado se dividen entre los que esperan que marquen el comienzo de una nueva época y quienes las consideran inútiles o ilegítimas por celebrarse bajo la ocupación de EEUU.

En plena cuenta atrás, una gran parte de los más de quince millones de iraquíes que están llamados a las urnas en catorce provincias del país dudan de que el proceso electoral vaya a suponer un cambio para el futuro de la nación.

"Aunque las elecciones son un gran salto para estimular la vida democrática iraquí, creo que los grandes partidos que vencieron en los últimos comicios van a seguir dominando la arena política con su dinero y sus potentes campañas electorales", dijo a Efe el activista político independiente Salim al Sultani.

Al Sultani descartó "cambios drásticos en la actual situación de los consejos provinciales", aunque se mostró convencido de que los nuevos candidatos lograrán que las cámaras tengan "más poder" y sean "más fuertes y eficientes".

"Espero que en estos comicios los votantes sean más conscientes de que tienen que elegir al mejor candidato, sin tener en cuenta sus inclinaciones políticas o religiosas", añadió Al Sultani.

Nueva imagen exterior

En opinión de Ahmed al Aani, un analista político suní, el resultado de estas elecciones provinciales cambiará "la imagen exterior de Irak y alumbrará un nuevo país, que jugará un rol importante como cuna de la civilización, tal y como fue a lo largo de la historia".

A este pronóstico positivo se opone la imagen sombría y nefasta que Abu Mohammed, un profesor jubilado, vislumbra en relación con las consecuencias que tendrán estos comicios para el país.

A su juicio, esta votación será similar a las últimas elecciones y las listas electorales reflejan la "dolorosa fragmentación de la realidad iraquí, donde los bloques muestran cuotas sectarias y étnicas".

También manifestó su pesimismo sobre el futuro del país el funcionario Taha Raad, quien desconfía de que estos comicios traigan algún beneficio para Irak y de que acaben con el sufrimiento del pueblo iraquí.

"Se supone que estas elecciones son democráticas, pero lo que está teniendo lugar en Irak no tiene nada que ver con la democracia", agregó.

Para Raad, los lemas esgrimidos por los candidatos electorales no significan "nada", son "papel mojado", ya que aquellos que ganen los comicios "no cumplirán las promesas anunciadas durante la campaña".

Menos legitimidad por las tropas de EE.UU.

Por su parte, la estudiante universitaria Suhad Ibrahim subrayó que el resultado de la votación del día 31 de enero será "nulo y sin efecto", porque las elecciones se van a celebrar bajo la ocupación estadounidense.

"No creo que las elecciones traigan algo bueno a Irak, sino que, más bien, dejarán las puertas ampliamente abiertas a la corrupción y la violencia", concluyó Ibrahim, en alusión a la continuación de la violencia en el país durante más de seis años después de la caída del régimen de difunto dictador iraquí Sadam Husein, en abril de 2003.

Más de 14.000 candidatos compiten en estas elecciones por uno de los 440 escaños en juego en las asambleas de catorce de las 18 provincias iraquíes, debido a que no participan en estos comicios las tres del Kurdistán iraquí y la provincia petrolera de Kirkuk.

Se espera una dura pugna entre el Partido Supremo Islámico de Irak, del clérigo chií Abdelaziz al Hakim, y el partido del primer ministro, Nuri al Maliki, el chií Al Dawa (la llamada islámica).