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Aumentan las diferencias entre los líderes, en vísperas de la Cumbre del G-20

  • Sarkozy y Merkel abogan por una mayor regulación global del sistema financiero
  • Francia amenaza con abandonar la cumbre si no se atienden sus exigencias
  • Estados Unidos y Gran Bretaña no abogan por la regulación supranacional
  • Japón critica a Alemania por resistirse a nuevas medidas de estímulo de la economía
  • El primer ministro indio cree que una reforma global "exige mucho más trabajo"
  • El borrador de la Cumbre habla de medidas para restablecer el crecimiento global

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En vísperas de la cumbre de países ricos y emergentes comienzan a surgir fuertes diferencias entre los líderes del G-20.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, que abogan por una mayor regulación global del sistema financiero, han convocado una conferencia de prensa conjunta para mostrar su unidad en ese asunto frente a los anglosajones.

Francia y Alemania, frente común

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, han lanzado un llamamiento conjunto a la Unión Europea (UE) para que adopte una posición común en la próxima cumbre del G20 y lidere la salida de la actual crisis.

Ambos consideran que la UE debe proponer que todos los fondos susceptibles de crear riesgos sean objeto de un registro, una regulación y una supervisión adecuados.

Sarkozy y Merkel ponen fecha a los Veintisiete al señalar en su misiva que las primeras medidas para aplicar las recomendaciones de este equipo deberían adoptarse "de aquí a junio".

Según declaró a la BBC la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, Sarkozy podría incluso dar un portazo a la cumbre si no se atienden sus exigencias de una regulación mucho más estricta del sistema financiero global.

Obama y Brown, no a la regulación supranacional

También el presidente de EEUU, Barack Obama, que llegó ayer a Londres, contestará a las preguntas de los periodistas en otra conferencia conjunta con el anfitrión de la Cumbre, el primer ministro británico, Gordon Brown.

El secretario del Tesoro norteamericano, Tim Geithner, que acompaña a Obama, ha dejado claro que la regulación financiera seguirá siendo competencia de cada país y no habrá una regulación supranacional.

"No vamos a decidir que otros decidan cuál es el equilibrio entre estabilidad y eficacia que más conviene a nuestros mercados", declaró Geithner también al Financial Times.

El primer ministro japonés, Taro Aso, en una entrevista con ese mismo diario y aproximándose a las tesis de los anglosajones, critica claramente a Alemania por resistirse a nuevas medidas de estímulo de la economía.

Japón, Alemania y China han sido acusados de contribuir a los desequilibrios económicos globales con sus enormes superávits comerciales, y Estados Unidos y Gran Bretaña sostienen que toca ahora precisamente a esos países impulsar la demanda.

Otro de los líderes asistentes a la Cumbre, el primer ministro indio, Manmohan Singh, no cree que vaya a salir mucho de la reunión de mañana, porque una "reforma global" como la que se trata de acometer, "exige mucho más trabajo", según declara también en el FT. Singh advierte contra el proteccionismo financiero, al calificar de "preocupantes" las presiones que atribuye a los gobiernos de los países ricos para que den preferencia a los créditos a empresas nacionales.

Conclusiones provisionales

El borrador del comunicado de la Cumbre, que circula ya entre los periodistas, habla de medidas para restablecer el crecimiento global, mantener "los beneficios de la globalización y la apertura de mercados" y "fomentar el comercio mundial".

Los países del G20, añade, se reafirman en su compromiso de "no levantar nuevas barreras a las inversiones o al comercio en bienes y servicios", a no "imponer nuevas restricciones comerciales ni crear nuevos subsidios a las exportaciones", compromiso que tendrá una validez de doce meses.

También acuerdan ampliar el mandato del Foro de Estabilidad Financiera para "impulsar el desarrollo de principios y normas de regulación comunes, reforzar la cooperación internacional entre reguladores y políticos para, junto con el Fondo Monetario Internacional, identificar e informar de eventuales riesgos macroeconómicos y financieros".