Saramago espera que algo pueda cambiar "de una puta vez" en Colombia

El Nobel de Literatura José Saramago ha dicho este lunes que ójala algo pueda cambiar en Colombia "de una puta vez" para que reine la paz y se acabe la violencia, lo que hace necesario el diálogo, "no para olvidar el pasado, sino para construir el futuro".

Saramago ha participado en Lanzarote en un encuentro con el ex diputado colombiano Sigifredo López, liberado por las FARC tras casi siete años de cautiverio.

López ha recordado que el narcotráfico es el combustible del conflicto colombiano porque "está aportando los recursos a la guerrilla", pero al ser éste un problema trasnacional "resulta imposible que Colombia, que ha puesto muchos muertos para luchar contra el problema pueda afrontarlo sola".

El de Colombia es un conflicto que se prolonga ya desde hace más de medio siglo, por lo que "cuatro generaciones de colombianos no han visto un sólo día de paz" en su país a pesar de que "la paz es absolutamente posible".

Sigifredo López ha explicado que aunque la sociedad anhela la paz, "la guerra beneficia a algunos sectores" que le siguen cerrando la puerta, pero a pesar de todo, los demócratas tienen la obligación de contribuir a conseguirla.

Para el ex diputado la solución al conflicto es política y el fin de la violencia no se va a conseguir sólo con la acción del Ejercito. Ha manifestado que durante su cautiverio había decidido dejar la política pero el asesinato de sus compañeros le hizo "recapacitar y luchar para cambiar las cosas", por lo que se ha unido al movimiento "Colombianos y colombianas por la paz", que lidera la senadora Piedad Córdova, una de las mediadoras para negociar con las FARC la liberación de rehenes, entre ellos Sigifredo López.

El conflicto armado de Colombia es la lucha entre el Gobierno y diversos grupos armados de orígenes revolucionarios que se desarrolla en el país latinoamericano desde la década de los sesenta, pero que tiene sus antecedentes históricos en la violencia partidista de la década de 1950.

Las extensas redes del conflicto abarcan tanto la política como los intereses de los cárteles de la droga, en una compleja relación que involucra a parte de la sociedad civil y a la que no han sido ajenos tampoco destacados miembros de las Fuerzas Armadas y del Gobierno.

Las FARC llevan a la práctica tácticas terroristas, como el asesinato de civiles, miembros del gobierno, de la policía y del ejército; el secuestro con fines de chantaje político o económico; atentados con bombas y uso de armas no convencionales.

Además de repetidas violaciones de los derechos humanos, sus actos han forzado el desplazamiento de miles de civiles, lo que ha provocado que la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) haya abierto una oficina dedicada al país.

Según la Ong Amnistía Internacional, entre 2006 y 2008, los casos de las personas y comunidades que han sido golpeadas con mayor dureza por el conflicto, son miembros de comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas que han sido víctimas de homicidio o de desplazamiento forzado.