Tierras de Trapalanda. El sueño de la ocupación rural
- El programa Crónicas nos aproxima al fenómeno de la ocupación rural
- El reportaje retrata la búsqueda de una forma de vida alternativa lejos de las grandes urbes
Hasta hace unos meses, desconocía casi totalmente el fenómeno de la ocupación rural. Pero, de manera casual, mientras grabábamos a los jóvenes anti-Bolonia en Zaragoza, un cartel que llamaba a la solidaridad con un pueblo cuyo nombre apunté, nos puso en la pista de lo que luego acabaría siendo este Tierras de Trapalanda.
El cartel en cuestión hablaba de un lugar en el prepirineo de Huesca, donde grupos de jóvenes llevan años viviendo, rehabilitando ruinas e intentando una nueva forma de vida lejos de la ciudad.
No es la única experiencia en nuestro país. Cataluña, Navarra, País Vasco, Galicia... por toda la geografía hay salpicadas iniciativas de este tipo. Y no forman parte del pasado, como en principio podría parecer.
Además, hace ya un tiempo que otro equipo del programa se había acercado a la realidad del abandono a través de Ainielle, ese pueblo de Huesca que hizo famoso Llamazares en su "Lluvia amarilla" ; Y siempre había quedado abierta la idea de mostrar el otro lado de la moneda, la posibilidad de la vuelta a la vida.
Pusimos el punto de mira en Aragón. Primero, por ser la zona con más pueblos abandonados de todo el país; y segundo, porque allí descubrimos una iniciativa muy especial que hace más de veinte años dio cobertura legal a una de aquellas primeras experiencias de ocupación rural de los años 80.
Los primeros contactos fueron complicados, porque llegar hasta sus habitantes no era tarea fácil. Podemos decir que emprendimos nuestro viaje sin saber exactamente lo que nos íbamos a encontrar. La necesidad de preservar estos espacios, y alguna que otra mala experiencia con los medios de comunicación, han generado cierta desconfianza en sus pobladores. De todas formas, Paco, Ricardo y Mamen, en Aineto, Ibort y Artosilla, fueron nuestros especiales cicerones para introducirnos en el grupo. En "Tierras de Trapalanda" están todos aquellos que quisieron salir pero, hay muchos más que prefirieron quedarse en el anonimato.
Aparte de las ideas de vida en común, respeto al medio ambiente, colaboración, etc, lo que nos quedó bastante claro de nuestro viaje es que optar por este tipo de vida hoy, representa ,sobre todo, una opción personal, una experiencia vital, que no todos pueden mantener. De hecho, como ya contamos en el reportaje, por allí han pasado muchos y muchas, y no todos han conseguido quedarse. Hace falta, creo, un gran empeño y una gran voluntad. Y, sobre todo, que las Administraciones den facilidades cuando se plantean este tipo de iniciativas.
Trapalanda es uno de esos lugares imaginarios que nunca existieron. ¿O debíamos decir que Trapalanda es un lugar imaginario que algunos ya han encontrado? Tal vez, detrás de algunos rostros y actitudes ante la vida de los nuevos moradores de estos pueblos, se esconda el secreto de ese lugar donde vivir.