América pasa página a la Guerra Fría

Decisión histórica y de hondo calado político. La Asamblea General de la OEA ha abierto la puerta al regreso de Cuba al seno de la organización 47 años después de expulsarla, en plena Guerra Fría y en plena crisis entre Washington y La Habana.

Los ministros de Exteriores de los 34 países de la OEA llegaron a un acuerdo de última hora, por consenso, y la resolución en la que se revoca la expulsión de la Isla fue aprobada por aclamación.

Lo anunciaba la ministra de Asuntos Exteriores de Honduras y anfitriona, Patricia Rodas, quien añadía que se trata de un "desagravio" para cuba y una "recuperación de la dignidad" para el resto de los países latinoamericanos.

Pero no se trata de una reincorporación inmediata. En el texto se establece que "la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y los principios de la OEA".

Es decir, ahora tiene que ser el régimen cubano el que mueva ficha, empezando por solicitar su reincorporación a la Organización. Y, según la interpretación que hace Washington, tienen que registrarse antes reformas democráticas en la Isla.

La Habana no parece, al menos de momento, dispuesta a hacer solicitar su reingreso en la OEA. El gobierno cubano ha reiterado que no tiene ningún interés en reingresar a un organismo que considera instrumento de Estados Unidos.

El propio Fidel Castro, en una reflexión, horas antes de la resolución de la Asamblea General de la OEA, volvía a criticar duramente a esta organización. No obstante, lo ocurrido en San Pedro Sula,supone un éxito diplomático para Cuba.

Ha quedado patente que Estados Unidos ya no ejerce un control absoluto sobre la OEA como en el pasado y que tiene que ceder en algo si no quiere enfrentarse a una América Latina que cada vez habla más con voz propia.

También el nuevo talante estrenado por el presidente Obama parece haber facilitado una salida de consenso que si no cambia drásticamente las cosas sí envía el mensaje de que el momento histórico es otro. Como dijo uno de los asistentes a la Asambles General de la OEA, la Guerra Fría ha terminado definitivamente. O quizás no.