El Euribor cierra junio con un cuarto mínimo histórico del 1,610%
- El indicador para el cálculo de las hipotecas marcó su primer mínimo en marzo
- La cuota mensual se abarata 310 euros para las hipotecas que se revisan en julio
- El Euribor ha bajado 3,7 puntos en los últimos doce meses
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El Euribor ha cerrado junio con un nuevo mínimo histórico del 1,610%, el cuarto mes consecutivo, que abaratará las hipotecas suscritas hace un año que se revisen en julio en 310 euros al mes y unos 3.750 euros anuales.
El dato, que será confirmado por el Banco de España en los próximos días, sitúa el indicador más utilizado para el cálculo de hipotecas 3,7 puntos porcentuales por debajo del de junio de hace un año, cuando se colocó en el 5,361%.
Tras nueves meses de descensos, el indicador logró en marzo el primer mínimo histórico de este año en el 1,909%, para bajar en abril al 1,771% y en mayo hasta el 1,644%.
Ausbanc denuncia que algunas entidades financieras incluyen claúsulas abusivas en las hipotecas y limitan el impacto de la caída del Euribor en las cuotas mensuales.
El mercado inmobiliario no se anima
La caída del Euribor no es suficiente para animar el mercado inmobiliario, ya que los consumidores aguardan a una mayor corrección del precio de la vivienda y a que se despeje la incertidumbre sobre la marcha de la economía, tal y como ponen de manifiesto los últimos datos del INE.
Los precios de la vivienda libre profundizaron su caída en el primer trimestre del año, al reducirse un 7,6% en tasa interanual, frente a la disminución del 5,4% lograda en el cuarto trimestre de 2008 y a la bajada del 3% experimentada en el tercer trimestre del año pasado.
Sin embargo, los expertos apuntan que el descenso del Euríbor pone de manifiesto la creciente confianza de los bancos en el sistema financiero y podría interpretarse como una tímida señal de recuperación, un escenario que suele anticipar la reactivación económica.
El descenso del Euribor no sólo reduce el riesgo de que los hipotecados no puedan hacer frente a la letra mensual y se conviertan en morosos, lastrando la actividad de las entidades financieras, sino que engorda la renta disponible de las familias y podría animar el gasto en productos de consumo.