La reunión de Obama con Netanyahu y Abbas se salda con una foto y poco más
- Obama urge a relanzar el proceso de paz en Oriente Próximo
- Netanyahu rechaza cualquier condición previa para retomar las negociaciones
- Abbas exige la paralización de los asentamientos antes de sentarse a negociar
- El enviado especial de Obama admite que aún hay diferencias para retomar el diálogo
- El encuentro de los tres líderes se salda con un frío apretón de manos con Obama al fondo
La primera cumbre de Obama con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente palestino, Mahmoud Abbas apenas ha conseguido que los adversarios se estrecharan la mano. Y eso a regañadientes. La propia Casa Blanca había rebajado las expectativas antes del encuentro.
Los tres líderes se han reunido a dos y tres bandas el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, en vísperas de la Asamblea General de Naciones Unidas. Obama les ha animado a actuar urgentemente: 'es el momento de mostrar flexibilidad y sentido común, ya es hora de avanzar, no de hablar de iniciar negociaciones'.
Pero más allá de la retórica, el encuentro se ha saldado sin ningún compromiso concreto, aparte de seguir hablando. Dice Obama que se han realizado progresos desde enero pero su enviado especial a Oriente Próximo, George Mitchell, ha reconocido que 'persisten las diferencias' a la hora de reiniciar el diálogo.
Las conversaciones continuarán con los mismos obstáculos
El desbloqueo no parece fácil. El premier israelí admite que todos están de acuerdo en que es preciso avanzar, pero rechaza cualquier condición previa para retomar el proceso de paz. En particular, no está dispuesto a paralizar los asentamientos judíos en Cisjordania o Jerusalén hasta entonces.
Del otro lado, el presidente de la Autoridad Palestina pone como requisito que Israel que cumpla su palabra de 2008 en cuanto a la congelación de los asentamientos. Netanyahu no está dispuesto a asumir ninguno de los compromisos alcanzados por gobiernos anteriores y exige a los palestinos que reconozcan al Estado judío.
Pero además, Netanyahu se niega a incluir en las negociaciones la cuestión de los refugiados palestinos o el status de Jerusalén como capital del Estado hebreo. Y del otro lado, los árabes cuestionan también puntos supuestamente ya cerrados, como el trazado de las fronteras. Obama les ha pedido que den pasos concretos para avanzar en el proceso de paz.Y eso como primer paso para garantizarles un territorio desmilitarizado.
Así las cosas, George Mitchell volverá la próxima semana a la zona para tratar dar un nuevo impulso. Y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, evaluará la situación en octubre e informará al Presidente.
El peaje del cambio de estrategia
A diferencia del distanciamiento de Bush, Obama apuesta fuerte por la paz en Oriente Próximo. El encuentro de este martes ha sido su implicación más directa hasta la fecha. Es una de las prioridades de su mandato, empeñado en restaurar la imagen de Estados Unidos en el mundo árabe.
Hasta el punto que las relaciones con Israel pasan por el peor momento de la década. Sin embargo, en una entrevista con la CNN, Netanyahu ha recordado la frase de Obama en el discurso del El Cairo: 'los lazos de EE.UU. con Israel son inquebrantables'.
Por eso mismo, es improbable que Obama esté dispuesto a torcerle el brazo -vía sanciones- a su mayor aliado en la zona. Y menos a abrir un nuevo frente interno en su revuelta política interior. Lo último que le falta es que el poderoso lobby judío se le ponga en contra.