Antes de 'Lucy' fue 'Ardi', el ancestro común del hombre y el chimpancé
Vídeo: Así andaba 'Ardi' hace más de 4 millones de años (SCIENCE)
- 'Ardi' es una hembra que pesaba unos 50 kilos y medía 1,20 hace 4,4 millones de años
- Es un millón de años anterior a 'Lucy' el famoso esqueleto de Australopithecus
- Este homínido nos acerca al antepasado común entre humanos y chimpancés
- Revela los diferentes caminos evolutivos que tomaron ambas especies
- Fotogalería: 'Ardi': así éramos hace 4 millones de años
El Ardipithecus ramidus es una especie homínida que vivió hace 4,4 millones de años en lo que hoy es Etiopía. Su esqueleto ha sido descrito y analizado por primera vez por un equipo internacional de científicos en una investigación publicada en la revista Science.
Ardipithecus, una hembra más conocida entre los antropólogos como 'Ardi', no es el ultimo antepasado común compartido por humanos y chimpancés, aunque probablemente compartió varias de las características de este antecesor y dada su antigüedad nos acerca más a ese esquiva rama primigenia común entre ambas especies.
Lo más llamativo de 'Ardi' no son las similitudes que podamos encontrar en sus rasgos con el ser humano actual: sus manos, su cuerpo erguido, su forma de caminar... Lo sorprendente son las diferencias con los chimpancés y gorilas de hoy en día, lo que demuestra que tomamos caminos evolutivos muy diferentes.
'Ardi' pesaba alrededor de 50 kilogramos y medía unos 120 centímetros de altura y es un millón de años anterior a 'Lucy', el famoso esqueleto parcial femenino de Australopithecus afarensis.
El desenterramiento del esqueleto de este ejemplar en Etiopía terminó en 1994. Hasta el hallazgo de 'Ardi' el hito más importante en el estudio de la evolución del hombre había sido 'Lucy', encontrada en 1974 y bautizada así por la conocida canción de los Beatles Lucy in the sky with diamonds.
Los investigadores han analizado el cráneo, dientes, pelvis, manos, pies y otros huesos encontrados en Etiopía. 'Ardi' tiene una mezcla de rasgos primitivos que comparte con sus antecesores, los primates del Mioceno, y otros rasgos que se observan también en homínidos posteriores.
"En Ardipithecus tenemos una forma no especializada que no ha evolucionado mucho en la dirección de Australopithecus. Por lo que cuando vas de la cabeza a los dedos del pie, lo que ves es una criatura mosaico, que no es ni chimpancé, ni es humano. Es Ardipithecus", afirma Tim White de la Universidad de California Berkeley, uno de los principales autores de la investigación
Diferentes caminos evolutivos
Sin embargo, varios de sus rasgos no aparecen en los simios africanos de nuestros días. Esto demuestra que es muy probable que los simios africanos hayan evolucionado ampliamente desde que compartimos ese último ancestro común, lo que los convierte en pobres modelos para entender nuestra propia evolución.
Hasta la fecha, los investigadores creían que los simios modernos conservaban rasgos del último antepasado que compartieron con los humanos. En otras palabras, se pensaba que este presunto ancestro era más tipo chimpancé que tipo humano. Por ejemplo, se habría adaptado para balancearse y colgarse de las ramas de los árboles, y quizá anduvo sobre sus nudillos mientras estaba en el suelo.
Sin embargo, 'Ardi' ha puesto patas arriba todos estos supuestos. Estos homínidos parecen haber vivido en un entorno boscoso, en donde treparon en cuatro patas a lo largo de las ramas de los árboles y caminaron, erguidos, sobre las dos patas en el suelo.
No andaban sobre sus nudillos, no se columpiaban y se colgaban en las ramas de los árboles como hacían los chimpancés.
'Ardi' nos cuenta millones de años después que los homínidos y los simios africanos siguieron cada uno senderos evolutivos diferentes y que ya no podemos considerar a los chimpancés como el 'sustituto' de nuestro último antepasado común, todavía por encontrar.
"Darwin fue muy sabio en este respecto", explica Tim White. "Dijo que tenemos que ser muy cuidadosos. La única manera en la que vamos a saber realmente a quién se parece este último antepasado común es ir y encontrarlo. Hemos encontrado algo bastante cercano, de 4,4 millones de años. Y, tal y como Darwin entendió, la evolución de los linajes de los simios y el linaje humano ha avanzado independientemente desde la época en que esas líneas se separaron, desde el último antepasado común que compartimos", concluye White.