Dos décadas tras su 'Wall Street', Oliver Stone cree que el sistema "no se ha corregido"
- Wall Street. Money Never Sleeps apunta a la banca y sus prácticas actuales
- Oliver Stone cree que la próxima burbuja será en torno a las renovables
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Oliver Stone es este viernes el centro de atención del Festival de Cannes, a pesar de que Wall Street. Money Never Sleeps, la segunda parte de su Wall Street de 1987, se proyecta fuera de concurso.
En la competición por la Palma de Oro, le ha tocado el turno al cine coreano, con The housemaid, de Im Sang-soo, un cineasta acostumbrado a la controversia a lo largo de su filmografía. Ha habido tiempo, además, para una cinta rumana de tres horas, Aurora, de Cristi Puiu, proyectada en la sección Un certain regard.
En la continuación de Wall Street, Stone cuenta de nuevo con la colaboración de Michael Douglas, el Gordon Gekko tiburón de las finanzas y especulador sin límites que lanzó al actor a un nuevo registro (el de malo, malo) y que este viernes, como el cineasta, ha cargado contra la ausencia de regulación en los grandes mercados financieros.
La banca y sus prácticas alejadas de su misión original -la financiación de la actividad generadora de riqueza- están en el punto de mira de la secuela que ahora trae Stone, que además avisa: la próxima burbuja financiera es "verde".
“Gordon Gekko tiene que elegir entre el dinero y el amor a la familia“
Veintitrés años después de la primera parte de esta historia de bandidos de la alta finanza, Stone pone al protagonista en la difícil tesitura de tener que elegir entre el poder del dinero y la llamada interna e inexplicable del amor a la familia y la perpetuación de la especie, o al menos así lo han explicado él y los protagonistas del filme.
No ha gustado a la crítica
Lujosa y con altibajos como la Bolsa, para algunos. Para otros, hace un uso abusivo, descaradamente rico, fuera de tiempo, de medios que nos dice que desean exhibir lo único que pueden mostrar (recuerdan a esos viejos ricachones que sólo tienen coches y tarjetas de crédito).
Aunque la cinta parece complacer la elección que haría una clásica producción del último Hollywood, Stone se ha mostrado frustrado ante la prensa por considerar que las leyes del mercado, mejor dicho, la falta de ellas o su incumplimiento, sigue estando en el origen de la nueva crisis económico-financiera internacional.
"Pensé que el sistema se corregiría, pero no lo ha hecho", ha explicado Stone. "Me hubiera gustado ver reformas importantes, pero veo que hay problemas tremendos", ha señalado al aludir a la crisis económico-financiera mundial.
Y ha mencionado los casos de Grecia, Portugal y España como ejemplos del devastador impacto del fracaso en la regulación de las normas que rigen los mercados financieros internacionales.
A la gente le gustan los malos
"La avaricia no ha terminado", ha apuntado por su parte Douglas, quien ha admitido que el éxito que augura al filme, y a él por la parte que le toca, tiene un ingrediente que casi siempre funciona: "A la gente le gustan los malos".
Interpretada además por Shia LaBeouf -en el papel del joven aprendiz de tiburón-, Josh Brolin (que ya trabajó con Stone en W. , sobre el ex presidente estadounidense George W. Bush), Carey Mulligan y Susan Sarandon, la película ha recibido tímidos aplausos en el pase de prensa de este viernes en Cannes.
Wall Street. Money never sleeps deja vía libre a más secuelas: la próxima burbuja ya no será ni financiera ni inmobiliaria, será más "limpia", será "verde" y se moverá en torno a las energías renovables, a las que ya hincan el diente los aprendices de escualos que se mueven por la pecera sobre la que enfoca Stone.