La última misión del Atlantis termina con retraso su primera caminata por problemas técnicos
- Los astronautas han trabajado siete horas y 25 minutos flotando en el espacio
- En el futuro las misiones a la EEI las realizarán naves rusas: Soyuz y Progreso
Los astronautas Garrett Reisman y Steve Bowen han completado este lunes el primero de los tres paseos espaciales en la Estación Espacial Internacional (EEI), con un retraso de casi una hora y media debido a problemas técnicos.
La agencia espacial estadounidense NASA informa de que Reisman y Bowen, dos de los seis astronautas que el domingo llegaron a la EEI en el transbordador, cerraron la compuerta del compartimento Quest a las 19:19 GMT (21:19 hora peninsular española) después de siete horas y 25 minutos de trabajo flotando en el espacio.
Los astronautas volvieron casi una hora y media más tarde de lo previsto porque tuvieron que lidiar con un cable que no quería ajustarse y varios fallos en el sistema que les obligaron a asegurar la sujeción de la antena con correas en lugar de pernos.
Un problema tras otro
La caminata, que forma parte de la última misión orbital del transbordador Atlantis, tenía como objetivo la instalación de una segunda antena de banda Ku para las comunicaciones desde la EEI a la Tierra, y una plataforma adicional de repuestos en el sistema Dextre que está formada por dos "brazos". robóticos.
Durante las operaciones, el Control de Misión tuvo que ordenarle a Bowen que suspendiera por unos momentos sus tareas en la instalación de la antena para ajustarla correctamente.
Bowen estaba retirando los pernos que sujetaron la antena en la bodega del Atlantis durante el viaje a la EEI, pero para fijar con mayor firmeza la antena ha tenido que colocar correas que asegurasen la solidez de la instalación.
Los astronautas también han tenido problemas cuando se disponían a colocar el disco de la antena, de casi dos metros de diámetro en el extremo de su soporte de 2,40 metros, un proceso que les costó un poco más esfuerzo del esperado.
Durante la operación, otro cable de energía causó más interrupciones al no conectarse adecuadamente, por lo que los astronautas tuvieron que pasar más tiempo reparándolo. Finalmente, conectaron el cable con un poco de ingenio para resolver el inconveniente del calentamiento excesivo en el aparato conector y el punto de conexión.
Reisman y Bowen mantuvieron a la sombra parte del equipo con el que trabajaban para minimizar la expansión debida al calentamiento a la luz del Sol, y eso les ayudó a completar la tarea.
Tres paseos fuera del transbordador
Además, los dos astronautas aflojaron las tuercas que sujetan las baterías en un segmento de babor de la viga central de la EEI para adelantar trabajo para las dos próximas jornadas de actividades fuera del vehículo.
La primera de esas salidas al espacio será el próximo miércoles a las 11:45 GMT (13:45 hora peninsular española), durante la cual los astronautas se dedicarán a reemplazar las baterías.
El Atlantis ha llevado a la EEI -un complejo que orbita a 27.000 kilómetros por hora a unos 400 kilómetros de la Tierra- seis nuevas baterías de unos 170 kilogramos cada una, que sustituirán a las antiguas.
El objetivo principal la misión es poner en órbita e instalar en la Estación Espacial Internacional el módulo de fabricación rusa bautizado como Rassvet (amanecer en ruso) o MRM 1 (Mini-Research Module 1, que significa Mini-Módulo de Investigación 1), aunque antes era conocido como DCM (Docking Cargo Module, que significa Módulo de Carga y Acoplamiento).
Será instalado en el puerto inferior del módulo Zaryá, el puerto que mira hacia la Tierra, y su principal función será la de servir de espacio de almacenamiento, algo así como un trastero o despensa de la ISS, aunque también podrá ser utilizado como puerto de atraque para las naves que visiten la estación, ya que una vez colocado en su lugar a Rassvet le quedará un puerto libre.
Adiós al espacio
Después de un proceso de construcción de algo más de cinco años iniciado el 30 de marzo de 1980, cuando se empezó a ensamblar su cabina, el transbordador espacial Atlantis entró en servicio con la NASA el 3 de octubre de 1985 con la misión STS-51-J.
Se trataba de una misión del Departamento de Defensa cuyos objetivos estaban y están clasificados, aunque se cree que fueron poner en órbita dos satélites del sistema de comunicaciones por satélite de este.
Casi 25 años después y con un total de 31 misiones y 282 días en el espacio en las que por ejemplo lanzó las sondas Magallanes hacia Venus y la Galileo hacia Júpiter y participó en la última misión de mantenimiento al Hubble, el Atlantis ejecuta la que será su última misión, la STS-132, de doce días de duración.
Casi 30 años de transbordadores
Estados Unidos inauguró las misiones de transbordadores en abril de 1981 y la agencia espacial NASA llegó a tener una flotilla de cinco de estas naves que parten montadas en cohetes y retornan a la Tierra como planeadores.
De los cinco transbordadores, dos tuvieron un final trágico. El challenger, que explotó en 1986 a los pocos minutos de su partida y causó la muerte de sus siete astronautas, y el Columbia, que estalló en febrero del 2003 cuando retornaba a la Tierra u causó igualmente la muerte de sus siete tripulantes.
Los tres que quedan, tienen sus horas de actividad contadas. Éste es el último vuelo del Atlantis, mientras que la NASA tiene previstas otras dos misiones: el 16 de septiembre está programado el lanzamiento del Discovery, y a mediados de noviembre el Endeavor cerrará este capítulo de la exploración espacial.
A partir de entonces, las labores de avituallamiento de la EEI las realizarán las naves rusas Soyuz y Progreso.
Durante la actual misión los seis tripulantes del Atlantis entregarán a la EEI un compartimiento integrado de carga y un módulo de investigaciones científicas construido por la agencia espacial rusa. Ese módulo proporcionará espacio adicional de almacenamiento y un nuevo punto de acoplamiento para las naves rusas Soyuz y Progreso.