Los bisontes de Altamira regresan a Cantabria miles de años después de su extinción
- Cinco bisontes europeos llegarán desde un parque natural de Polonia
- En el mundo sólo quedan algo más de 4.000 ejemplares de bisonte europeo
La inminente llegada a Cantabria de cinco bisontes polacos aproxima el sueño de que esta especie vuelva a poblar las tierras del norte de España, donde, miles de años atrás, era parte del paisaje y protagonista habitual de pinturas rupestres como las de Altamira.
Los cinco bisontes provienen del parque natural de Bialowieza, algo más de diez hectáreas conocidas como el Amazonas del Este, donde se encuentra uno de los últimos bosques primarios (vírgenes) de Europa y habita la mayor reserva de bisonte europeo (diferente del bisonte americano, más pequeño).
"A España vamos a enviar cinco hembras, nacidas entre el año 98 y el pasado 2009", ha adelantado el director del parque, Aleksander Bolbot, que recuerda que en todo el mundo quedan sólo algo más de 4.000 ejemplares de bisonte europeo.
De los 42 bisontes que habitan en España, 13 están en Cantabria
Según detalla Bolbot, una vez recibida la autorización del ministerio de Medio Ambiente polaco, los animales serán trasladados por carretera hasta Cantabria. Allí serán recibidos por la Asociación para la Conservación del Bisonte Europeo en España, nacida recientemente con el objetivo de proteger a este animal y lograr su reinserción en la Península.
De los 42 bisontes que se encuentran en España, trece habitan en Cantabria, una región donde hace miles de años fueron elemento cotidiano del paisaje y de la vida de aquellos pobladores, tal y como demuestra su presencia en las pinturas de la cueva de Altamira, donde se muestran escenas de la caza de este mamífero.
Las dimensiones del bisonte europeo no debían de hacer fácil su caza, con una altura en los machos que puede alcanzar los dos metros en la cruz y un peso que puede superar los 900 kilogramos.
El parque de Bialowieza, santuario del bisonte europeo
Bialowieza puede presumir de ser pionera en la protección de esta especie, con programas de recuperación que comenzaron en 1929, diez años después de que desapareciesen los bisontes en estado salvaje, y que han llevado de 200 ejemplares en 1970 a los más de 450 que se cuentan en la actualidad.
Gracias a esos programas este animal puede hoy volver a vivir libre en los bosques de hayas y robles del Este de Polonia y del Oeste de Bielorrusia, los dos países que comparten el parque natural de Bialowieza, el santuario del bisonte europeo, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1976 y Patrimonio de la Humanidad tres años después.
30 de los 100 empleados de la parte polaca de la reserva se dedican exclusivamente a cuidar de los bisontes, a los que dejan grandes cantidades de pasto en invierno en los comederos que existen en los lindes del parque para asegurar la subsistencia de todos los animales.
"Máquinas de comer"
El bisonte europeo es más grande que su primo americano, que habita las llanuras del centro de Estados Unidos y que prefiere los espacios abiertos.
A pesar de buscar diferentes hábitat, ambos tienen en común que son auténticas "máquinas de comer", como dicen con humor los propios trabajadores de Bialowieza, ya que son devoradores constantes de hierba, hojas, ramas bajas y, en invierno, raíces y frutos enterrados.
En la actualidad el bisonte europeo carece de depredadores naturales, y sólo el hombre que invade su espacio amenaza su progresiva recuperación, aunque son cada vez más los defensores de la utilidad para el ecosistema de estos grandes animales, capaces de recuperar zonas de pastos abandonadas y permitir a los lugareños una fuente de ingresos a través del turismo.