50 años después, el Programa Apolo no tiene quien lo sustituya
- Buscaba colocar a los EE.UU. al frente de la carrera espacial
- El plazo inicialmente fijado para su ejecución parecía imposible
- Hoy en día sería extremadamente difícil repetir un éxito similar
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El lanzamiento del Sputnik 1 el 4 de octubre de 1957 supuso un importante toque de atención para los Estados Unidos, que hasta ese momento estaban convencidos de que iban por delante de la Unión Soviética en lo que se refería a la conquista del espacio.
De hecho, esa fecha se considera como el origen de la era espacial, y marcó el arranque "oficial" de una carrera entre ambas superpotencias en la que al principio la URSS parecía llevar todas las de ganar, no en vano fue también la primera en enviar un ser vivo al espacio, la perra Laika, en colocar un ser humano en órbita, Yuri Gagarin, en enviar la primera mujer al espacio, Valentina Tereshkova, en lanzar la primera misión tripulada con tripulación múltiple a bordo de la Vosjod 1, o en realizar el primer paseo espacial, a cargo de Aleksei Leonov.
Y por si fuera poco, también fue la primera en hacer aterrizar sondas en la Luna, Venus y Marte con las Luna 2, Venera 7 y Mars 3 respectivamente.
El nacimiento de la NASA
Pero aquel 4 de octubre los Estados Unidos tomaron nota y el 29 de julio de 1958 el presidente Dwight D. Eisenhower firmaba la National Aeronautics and Space Act, la ley que creaba la NASA, que sería la agencia encargada de unificar el programa espacial estadounidense, hasta entonces fundamentalmente en manos de las distintas ramas de las fuerzas armadas, y formado por un conjunto de programas más o menos estancos en los que había muy poca o ninguna colaboración entre sus responsables, lo que al modo de ver de la administración Eisenhower sólo estaba sirviendo para no llevarlos a ninguna parte.
Aunque la fase de estudios previos ya había sido acometida por la NACA, uno de los primeros proyectos que la nueva agencia tuvo que ejecutar fue el Proyecto Mercury, presentado en público el 17 de diciembre de 1958, y que tenía el objetivo claro y definido de poner por fin a un astronauta en órbita. En aquella época era el proyecto estrella de la agencia, y los primeros siete astronautas escogidos para participar en él se convirtieron pronto en auténticos héroes.
Pero a principios de 1960 la administración Einsenhower concibió otro programa, en aquel momento sin nombre ni fondos asegurados, que debía servir como continuación del Proyecto Mercury, y que tenía como objetivo más o menos definido construir una nave capaz de poner a tres astronautas en órbita y, quizá, llevarlos alrededor de la Luna, o incluso hasta su superficie.
Este fue bautizado oficialmente como Programa Apolo el 29 de julio de 1960, hace hoy justo 50 años, por Abe Silverstein, uno de los responsables de la NASA, aunque el programa seguía sin tener un objetivo claramente definido.
“En 1961 Kennedy anunciaba que el programa Apolo pondría al hombre en la Luna“
Y no lo tendría hasta el 25 de mayo de 1961, cuando el nuevo presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, anunció públicamente ante el Congreso que este sería el de poner un astronauta sobre la superficie de la Luna y traerlo de vuelta a casa sano y salvo antes de que finalizara la década.
Para poner esto en contexto, quizá convenga recordar que hasta ese día el proyecto Mercury sólo había conseguido realizar un vuelo suborbital tripulado, el de Alan Shepard en la misión Mercury Redstone 3, apenas tres semanas antes del anuncio del presidente. Este anuncio se vio sin duda alguna espoleado por el éxito de los soviéticos al poner en órbita a Yuri Gagarin el 12 de abril, y según los asesores del presidente, representaba la primera oportunidad clara de los Estados Unidos de ponerse por delante de la URSS en la carrera espacial precisamente por todos los pasos intermedios que aún quedaban por dar.
De hecho, la NASA pronto se dio cuenta de que para pasar del proyecto Mercury al Apolo iba a necesitar una serie de misiones intermedias para desarrollar los conocimientos y tecnologías necesarias, programa que en principio fue bautizado como Mercury Mark II cuando fue presentado el 7 de diciembre de 1961, pero que fue rebautizado como Programa Gemini el 3 de enero de 1962.
Lo que resulta prácticamente increíble, en especial viendo lo que le está costando a la agencia en la actualidad diseñar una nueva generación de naves para sustituir a los transbordadores espaciales, que están a dos, quizá tres, misiones de ser retirados, es que la NASA, ciertamente con un apoyo claro por parte de los políticos que hoy se echa enormemente en falta, consiguió cumplir con el ambicioso objetivo planteado por Kennedy el 21 de julio de 1969 cuando Neil Armstrong y Edwin Aldrin a bordo del Apolo 11 se convirtieron en los dos primeros seres humanos en poner el pie sobre la superficie de un astro que no fuera el planeta Tierra.
Eran quizá otros tiempos, y se puede argumentar también que la investigación espacial atraviesa un momento delicado al convertirse no exactamente en algo rutinario, pero sí en algo que ya no sorprende al público y para lo que es difícil conseguir o justificar fondos, aunque conviene no olvidar que como dijo el pionero de la astronáutica Konstantín Tsiolkovski, "La tierra es la cuna de la humanidad, pero no podemos vivir siempre en la cuna".