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Máquinas inteligentes contra humanos, ronda 20

  • Se celebra la vigésima edición de los premios Loebner
  • Los programas informáticos ganadores deben "hacerse pasar por personas"
  • En 2008 un programa estuvo a punto de superar el reto
  • Hay quien cree que Google debería intentar superar la prueba

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Dentro de algunas semanas tendrá lugar en la Universidad de California en Los Ángeles una peculiar competición. Quien gane se llevará 5.000 dólares de premio. Pero cualquiera de los participantes preferiría superar el reto principal que plantea la prueba, pues la fama y reconocimiento que obtendría superaría con creces el puñado de dólares que se reparten los finalistas.

Curiosamente, los protagonistas de esa competición no son personas: son ordenadores tratando de hacerse pasar por personas.

Se trata de una prueba que desde hace décadas se conoce como El test de Turing, en honor del matemático que lo sugirió.

Si una máquina supera la prueba, se podría decir que ese programa informático habría superado el primer hito verdaderamente relevante en el campo de la inteligencia artificial (AI). 

El desafío en cuestión se llama El premio Loebner y es básicamente un concurso que recrea el famoso test de Turing. Ideado por Hugh Loebner en 1990, celebra ahora su 20ª edición.

Todavía ninguna máquina ha podido superar la prueba

Los 100.000 dólares que propuso de premio para quien consiguiera superar la prueba todavía no han podido ser entregados a nadie; a cambio los expertos en AI deben conformarse con algunas migajas.

¿Cómo se puede afirmar que una máquina es inteligente? Dejando aparte disquisiciones filosóficas y terminológicas, Turing encontró una respuesta relativamente sencilla: si una máquina es lo suficientemente hábil como para engañar a un ser humano y hacerle creer que es humana, entonces posee una de nuestras más preciadas virtudes: la inteligencia.

¿En qué consiste el test de Turing?

Su idea se convirtió en un clásico de la informática, que ya tiene más de medio siglo de antigüedad, pues fue publicada en 1950. En el escenario original planteado por Turing se utilizaban dos habitaciones: en una de ellas se sentaba el entrevistador, en la otra el ordenador que buscaba ver reconocida su inteligencia (o bien una persona real), sin que el entrevistador supiera con quién o qué estaba hablando.

Durante cinco minutos ordenador y humano se intercambian mensajes

Un intermediario entraba y salía transmitiendo los mensajes entre los dos participantes, básicamente una serie de preguntas y respuestas. Se usaba una máquina de escribir, pero podría valer también un teletipo o un terminal de ordenador, que es lo que se emplea en la versión moderna.

El test transcurre durante un plazo de tiempo razonable, que en la prueba Loebner es de cinco minutos. Si en ese tiempo el entrevistador no ha conseguido distinguir si al otro lado de la pantalla de chat hay un ser humano o un conjunto de circuitos y confunde a la máquina con una persona, prueba superada.

Algunos expertos consideran que este resultados puede ser controvertido y no demostrar realmente nada, pero hay una cosa segura: todos los expertos en inteligencia artificial saltarían de alegría si alguna máquina ganara a los humanos. Porque ninguna lo ha conseguido todavía.

Hace un par de años hubo un momento de emoción cuando el programa que resultó ganador de la 18ª edición, que dejó atrás a doce rivales, engañó a la cuarta parte de los observadores humanos (3 de 12).

Según las normas de la competición, si un ordenador engañara a más del 30 por ciento de los observadores habría superado la prueba. Así que el reto no fue superado, pero por poco.

En 2009 sólo participaron tres programas, sin un resultado especialmente reseñable.

Para el futuro hay expertos que consideran que incluso se podría presentar una versión modificada de Google que incluyera una pequeña capacidad de conversación: como la gente hace consultas cada vez más y más largas al buscador, y en todos los idiomas, esto no hace sino aumentar la probabilidad de que las preguntas que lanzan los entrevistadores tengan una respuesta que Google ya conozca.

Con el tiempo esto mejorará notablemente, así como las millones y millones de informaciones sobre las que acumula datos y conocimientos. Sólo la gente del mundillo sabe qué estarán preparando lo expertos en AI para esta nueva edición de 2010, en la que como en la película Blade Runner las máquinas están especialmente entrenadas para hacerse pasar por humanos.

Allí las detectaban con el famoso Test Voight-Kampff, buscando sus respuestas emocionales más que verbales: en la ficción hacía años que habían superado el Test de Turing. En el mundo real todavía nos quedan nueve años para que lleguemos a la fecha en que está ambientada la película, así que... veremos qué sucede de aquí a entonces.