La espiral de la muerte de las hormigas
- Forman espirales masivas en las que dan vueltas sin cesar hasta que mueren
- Se desconoce si fallecen exhaustas por caminar o por aplastamiento
- Habitualmente son hormigas prácticamente ciegas que se guían por el olor
Las hormigas realizan uno de los 'rituales mortuorios' más asombrosos de la naturaleza. Miles y miles de individuos se siguen unos a otros, guiados por el olor, formando una espiral masiva hasta que mueren exhaustas -de tanto caminar, porque el círculo nunca cesa- o por aplastamiento.
Su peculiar 'danza de la muerte' fue descrita por primera vez por el naturalista estadounidense Charles William Beebe, quien en 1921 observó una espiral de homigas de 365 metros de longitud y en la que los insectos tardaban más de dos horas en dar una vuelta completa.
Según Beebe, esta espiral "duró más de dos días y el número de cadáveres aumentaba rápidamente", pero unos trabajadores locales rompieron el círculo y las hormigas pudieron salvar sus vidas.
Este fenómeno, también conocido como el 'molino de la muerte', fue estudiado científicamente en 1944 por el psicólogo animal norteamericano Theodore Schneirla.
Se basa en la estructura organizacional de las hormigas. Siguen a un soldado principal que tiene un fallo en sus feromonas comunicativas. Pero cada miembro del grupo sigue a la que tiene delante.
Vueltas en círculos
Por causas todavía desconocidas en la comunidad científica, en algún momento, una de las hormigas -el soldado principal-, que se ha separado del rastro principal, comienza a dar vueltas en círculos.
Acto seguido libera un aroma que incita a las demás a seguirla, y así pueden llegar a reunirse grupos de millones de hormigas que abandonan sus tareas cotidianas para unirse al 'funesto' ritual.
Se siguen unas a otras atraídas por el olor porque "son hormigas prácticamente ciegas, y lo pueden hacer durante horas y horas", explica a RTVE.es el Dr. Xavier Espadaler, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y experto en hormigas.
No es un suicidio colectivo
"Pero no es un suicidio", explica el Dr. Espadaler, "eso es algo que podemos interpretar nosotros, pero ellas no son conscientes; el término suicidio no lo podemos asumir en las hormigas", añade.
Este fenómeno también ha sido documentado en orugas, e incluso en alguna especie de peces, pero en ninguno de los casos "el suicidio es aplicable, porque aunque mueran, no lo escogen voluntariamente", concluye Espadaler.
“No lo escogen voluntariamente“
Aunque no sean conscientes de su muerte, las hormigas protagonizan uno de los rituales más poéticos y asombrosos del mundo animal.