Tocarse donde duele alivia
Ciencia al cubo
El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55
Cuando nos damos un golpe, además de sobrevenir inmediatamente la sensación de dolor, nos llevamos las manos hacia el lugar del porrazo, nos frotamos, y apretamos. Parece que es un acto instintivo y que no sirve para nada, pero sí es útil. Un equipo de científicos británicos ha comprobado que tocarse donde duele alivia.
Los científicos son del Colegio Universitario de Londres. Para averiguar que tocarse el lugar que duele alivia, sometieron a un grupo de voluntarios a un experimento.
Les provocaron dolor a través de un método llamado "la ilusión térmica grill". Consiste en sumergir los dedos índice y anular en agua caliente (a unos 43 grados centígrados) y el dedo corazón en agua fría (a unos 13 grados). Esto hace que nuestro cerebro se confunda y creamos que nos hemos quemado el dedo corazón, aunque no sea así. Es un método que se usa desde hace más de un siglo para investigar sobre la experiencia del dolor sin causar daños.
“En los voluntarios que se tocaban el dedo el dolor disminuía en un 64%“
Los científicos hicieron varias pruebas. Comprobaron que, una vez los voluntarios estaban experimentando dolor, si les permitían tocarse con los dedos de la otra mano, el dolor disminuía, en nada más y nada menos que un 64%.
Y algo muy revelador es que esto no sucedía si se tocaban con los dedos de la misma mano dolorida ni tampoco si la mano que les tocaba era de otra persona.
La conclusión que han sacado los científicos de este experimento es que la percepción del dolor agudo no solo depende del estímulo recibido. Ya saben: no es lo mismo darse un golpe que sufrir un corte, por ejemplo. Sino que también depende de cómo se integran las señales en la representación mental que tenemos de nuestro cuerpo de nuestro.
Es decir, es decisivo lo conscientes que seamos de dónde está ubicado el dolor, en qué lugar concreto. Por eso nos tocamos, para ubicar la zona dolorida.
Todos estos pequeños grandes descubrimiento sobre el dolor ayudan a los especialistas a comprender cómo funciona con detalle esta desagradable sensación y así avanzar en la búsqueda de soluciones al dolor crónico.
CIENCIA AL CUBO
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