El Dalai Lama critica a Pekín por arremeter contra el Nobel de la Paz
- Asegura que el país asiático 'debe cambiar'
- Defiende que el problema está en que 'no se aceptan opiniones diferentes'
El Dalai Lama ha criticado este lunes en Tokio al Gobierno chino por arremeter contra la concesión del Premio Nobel de la Paz 2010 al disidente chino encarcelado Liu Xiaobo y ha insisitido en que el país asiático "debe cambiar", según ha informado la agencia local Kyodo.
El líder espiritual tibetano, premio Nobel de la Paz en 1989, también ha recalcado que el Gobierno chino "no aprecia opiniones diferentes" y por ello ha asegurado que algunos seguidores de una "línea dura" están estancados en "un viejo modo de pensar".
Buscando la 'auténtica' libertad
Así lo ha declarado a la agencia Kyodo en el aeropuerto tokiota de Narita, donde ha hecho escala en tránsito hacia Estados Unidos.
Además, el Dalai Lama ha abogado por construir una sociedad transparente y abierta, como "el único modo de salvar a toda la gente de China".
Estas declaraciones del líder espiritual se producen después de que se conociera la noticia de la concesión del galardón a Liu Xiaobo, quien recibía el pasado domingo "entre lágrimas" la noticia de la concesión del galardón a través de su esposa.
A su vez, la mujer de Liu Xiaobo confirmaba a través de Twitter que lleva desde el pasado viernes 8 de octubre bajo arresto domiciliario y que sólo ha podido abandonar su casa para transmitir en persona a su marido la noticia del galardón, un premio que ha dedicado "a los mártires" de la represión de las autoridades chinas contra los manifestantes de la plaza de Tiananmen, según la ONG pro Derechos Humanos Freedom Now.
Respuesta de China al premio
Por su parte, el gobierno chino era contundente nada más conocer a quién se entregaría el premio de este 2010 y calificaba la decisión de "blasfemia".
Por ello, para mostrar su descontento, detuvo a una veitena de personas que se dirigían, el pasado 8 de octubre, a celebrar el galardón. Además, convocó al al embajador noruego para expresar su desacuerdo por la decisión del comité noruego.